Quizás esté mayor para estas cosas... pero es que acabo de descubrir que no sólo soy una foodie, sino que además soy hipster. Foodie es, según la wikipedia, una clase particular de aficionados a la comida y a la bebida. Pudiera confundirse con gourmet, pero son cosas muy distintas. Los gourmets quieren comer la mejor comida, mientras que los foodies quieren aprender todo lo posible acerca de ella: su preparación, su origen, los personajes que la rodean. Visto de esta manera, serlo soylo.
En cuanto a lo de hipster... aquí se reúnen quince puntos para saber si eres o no eres un hipster de la gastronomía, y yo creo que cumplo más de diez. Definitivamente debo de serlo.
Delirios aparte, que me gusta probarlo todo está más que demostrado. Algún chasco me he llevado, (y me llevaré), pero como reza el dicho "que no me lo cuenten". Bien, pues en base a esa máxima surgió la receta que os traigo hoy.
En latitudes más septentrionales, es habitual combatir el frío (y creo que la apatía y la desgana, también), con una taza de vino caliente especiado. Bien sea en forma de ponche servido en el postre, o bien consumido en un puesto callejero, cosa que aquí nunca he visto pero parece ser que en lugares como París es imagen frecuente en días de crudo invierno.
Si me descuido nos plantamos en la primavera, pero como ha vuelto una ola de frío polar me viene al dedillo esta receta. Es deliciosa, haga frío o no. Eso sí, te calienta el cuerpo y te reconforta el alma y el espíritu que no veas... es como un elixir de felicidad.
Bien, pues resulta que tenía dos botellas a medias, una de un buenísimo rioja, pero que llevaba abierta ya una semana, y otra de lambrusco, que no me entusiasma pero que me daba penita tirar. Y en esas que me acordé de las ganas que tenía de probar este brebaje... y el resto es historia.
Una copita en el postre, y agradeceréis tener esta receta al alcance de vuestra mano. Prometido.
Con esta receta, participo en el reto de mi amiga Marisa y de Rosalía, Reciclando sabores.
Ingredientes (para unos 700 cc):
-500 cc de vino tinto (es lo que yo tenía entre los dos caldos).
-50 gr de azúcar moreno.
-1 ramita de canela.
-1 cucharadita de vainilla.
-3 clavos de olor.
-1 cucharada de anís verde, o una pieza de anís estrellado.
-2 piezas de cardamomo.
-1 hoja de laurel.
-1 pizca de nuez moscada.
-1 naranja, su cáscara y su zumo.
-1 limón, su cáscara y su zumo.
En una olla, ponemos el azúcar con las pieles de las frutas y el zumo. Calentamos hasta que se forme un almíbar, pero sin que llegue a hervir, Cuando el azúcar esté totalmente disuelto, añadimos el resto de los ingredientes.y tenemos al fuego mínimo y bien tapado diez minutos. Dejamos enfriar, colamos muy bien y embotellamos.
Para servir, ponemos en un recipiente apto para el microondas y lo calentamos unos segundos... ¡Procurad no beberlo todo de golpe. no puedo augurar las consecuencias!
Mabel.
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Ai la meua xica!. La primera en estar en Reciclando este mes.Sí que me parece que soy todo eso que mencionas también y con limitaciones de las que no soy culpable.
ResponderEliminarVino el frío y no veas qué acierto reciclar vino.
Conocía esta receta y nunca lo he probado.
Una copa y se te pasa todo.
Gracias por estar siempre ahí.
Besets
Ai la meua xica!. La primera en estar en Reciclando este mes.Sí que me parece que soy todo eso que mencionas también y con limitaciones de las que no soy culpable.
ResponderEliminarVino el frío y no veas qué acierto reciclar vino.
Conocía esta receta y nunca lo he probado.
Una copa y se te pasa todo.
Gracias por estar siempre ahí.
Besets
Mabel has abierto la veda del reciclaje, con ese vino que estos días apetece, aparte de ser un estupendo reciclaje de la bebida de Baco.
ResponderEliminarGracias guapa, ahora mismo la subo a la página de face.
Debe estar buenísimo y con el frio que ha vuelto, ideal para combatirlo
ResponderEliminarUna buena idea para aprovechar los restos de vino....no se me habia ocurrido. Gracias por la idea!. Saludos
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