Platos fríos

Platos fríos
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Helados y polos

Helados y polos
Helados y polos

Bundt cakes

Bundt cakes
Bundt cakes

Mermelada de Melocotón y Vainilla (nueva estación, nuevos propósitos).

El otoño ha llegado y lo ha hecho por la puerta grande. El cambio de temperaturas ha sido brusco, y hemos pasado del bikini al verdugo de lana...



Bueno, quizás me he pasado. Pero lo cierto es que hace un fresquito por las noches que ya se siente. Y la caída de la hoja me ha llevado a plantearme la caída de cosas innecesarias o, al menos prescindibles, en mi día a día.

Con esto lo que quiero deciros es que voy a probar nuevos retos, dejar (no sin pena) algunos en los que solía colaborar, y voy a plantearme la cocina de otra manera. Se acabó el hacer dulces enormes que sólo me comía yo (a menos que sea para celebrar un cumpleaños), y sobre todo buscar recetas fáciles y viables, y con viables quiero decir que les gusten a los míos y no sólo a mi sola.

Abandono algunos retos porque no me aportaban nada, o bien porque por mucho que yo quiera este es un blog de cocina, y sí, puede que a veces os cuente mi vida y milagros, pero básicamente sólo pretendo enseñaros mis escapadas y mis platillos, y todo lo que no tenga que ver con eso no lo puedo manejar. No tengo tiempo ni medios ni ganas.

Además voy a ver si me animo a publicar algún post en castellano e inglés, que necesito refrescar y aprender más. En diciembre retomo las clases que dejé, por vaguería, hace tres años. Y creo que esta herramienta me va a ser de gran ayuda.

Bueno, después de esta parrafada soporífera, os invito a preparar una mermelada deliciosa para aprovechar los últimos melocotones que veremos por el mercado.



El toque de vainilla la hace deliciosa y muy aromática cuando se calienta. Y pueden ser un regalo perfecto, (no tiene que ser navidad para hacerlo) para aquellos golosos que gusten de las mermeladas caseras. Eso sí, ésta es rica en azúcar. Es la mermelada clásica y no he tenido reparos en añadir el azúcar necesario. Pero un poquito nos alegra el día, en forma de unte para tostadas calentitas en el desayuno... Ay, qué rico...

Ingredientes (para unos 6 tarros de 225 ml):

-8 melocotones grandes, pelados, descorazonados y cortados en trocitos.
-1 kg de azúcar.
-1 cucharada sopera de extracto de vainilla.
-1 palo de canela.
-1 lima, su zumo y su pulpa.

En un recipiente capaz, ponemos todos los ingredientes. Tapamos y dejamos reposar un día entero.

Al día siguiente, ponemos el contenido en una olla de fondo grueso, y cocemos a fuego medio-bajo durante una hora más o menos. A mitad de cocción, apartamos el palo de canela y pasamos la batidora para triturarlo. Dejamos terminar de cocer, ha de quedar con la consistencia necesaria para que, al verter un poquito de mermelada en un plato, ésta no chorree.

Mientras se cuece la mermelada, hervimos los botes con sus tapas. Sacamos del agua y dejamos secar.

Una vez hecha, vertemos aún hirviendo en los botes. Llenamos hasta el borde y cerramos fuerte. Ponemos los botes boca abajo y dejamos así un día entero.

Para conservarlos un año o más, volvemos a hervir los botes unos diez minutos. Una vez fríos, etiquetamos y guardamos.

Deliciosa. Riquísima. Aromática. Fácil. Barata. Etc...

Un beso grande y gracias por seguir aquí.
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Galletas Huella de Pulgar (Thumbprint cookies). El Asaltablogs.

Bueno bueno bueno... ¡Ya está aquí el asalto del mes de septiembre! Yo estoy loca de contenta, ya que estaba cerrado el cupo para participar en este evento pero, mi querida Rosa de La Rosa Dulce me ha apadrinado. Y el blog asaltado de este mes ha sido Bea Recetas y Más. Ha sido francamente complicado decidirse por un sólo botín... pero al final lo he conseguido, he asaltado su cocina ¡y sin que la dueña se enterase!




Dicen que quien roba a un ladrón tiene cien años de perdón. Tal vez por eso he elegido esta receta. Por eso y porque es fácil, rápida, vistosa pero, sobre todo, que está riquísima. Además estoy en modo galletil, ya que tengo a mi sobrina mayor en Ourense, que se ha ido a vivir con el novio, el cual a su vez es futbolista y lo han contratado en el equipo O Barco. María tiene 19 añitos, e imagino que Rafa será de la misma edad. Y como va a ser difícil ir a visitarles con frecuencia, les he prometido horneadas de galletas. Así que me he tenido que poner manos a la obra.




Estas no viajarán a terras galegas, no porque mi marido tikismikis es fan de estas galletitas, así que se las va a zampar él, para una vez que hago algo que le gusta...




Bueno, pues digo que he robado a un ladrón porque Bea ya sustrajo esta receta en el Asalto de Mayo, y la perjudicada fue Iratxe, del blog Gallecookies, y a quien no conocía pero me temo que tendré que espiar más de cerca, jijiji...

Las galletas, pese a su nombre rebuscado, son unas sencillas cookies de mantequilla con relleno de mermelada. El relleno se puede sustituir por crema pastelera, de cacao, la mermelada del sabor que prefiramos, incluso se podría poner dulce de leche... ¡imaginación al poder!



Yo me he decantado por la deliciosa mermelada de ciruelas que hice esta pasada semana. Además de rica porque su color le da un puntito a las galletitas. Y sí, es probar una y no parar de comer... Probadlas y me daréis toda la razón.



Tiempo: 20 min + 20 min de horneado.

Ingredientes (para unas 20 galletas):

-100 gr de mantequilla fría.
-100 gr de azúcar.
-200 gr de harina.
-1 huevo.
-1 cucharadita de café de levadura.
-1 pizca de sal.
-Mermelada al gusto.

Encendemos el horno a 180ºC.

Primero ponemos en un bol la mantequilla cortada en cuadraditos, el azúcar y la pizca de sal. Cernimos la harina junto a la levadura encima. Empezamos a amasar, con cuidado de incorporar muy bien la mantequilla con el resto de ingredientes secos. Tiene que quedar como si fueran migas de pan.

Añadimos el huevo. Mezclamos bien y nos tiene que resultar una pasta fácil de modelar. Si no es así, vamos añadiendo harina a poquitos hasta que nos quede como una especie de pastelina.

Hacemos bolitas del tamaño de una nuez. Colocamos sobre la bandeja de horno forrada de papel de hornear, con cuidado de dejar espacio entre ellas ya que crecen durante la cocción.

Con el pulgar humedecido, hacemos un agujerito sobre cada galleta. Rellenamos el huequito con un poquito de mermelada.

Llevamos al horno. Bea indica quince minutos, pero a mí me tardaron casi veinticinco, hasta que empezaron a dorarse los bordes. Cada horno es un mundo, estad alertas y cuando empiecen a tomar color sacamos la bandeja y la dejamos enfriar sin tocar las galletas. Una vez tibias, las colocamos en una rejilla hasta que acaben de enfriarse. Recién hechas son muy frágiles.

Podemos servirlas espolvoreadas de azúcar glas.

Mil gracias por este botín. Están deliciosas.

¡Gracias por visitarme! Besossss....


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Mermelada especiada de Ciruelas y Dátiles.

¿Os apetece un café? Y sí, Unas galletitas con mermelada también, ¡Como no!


Estamos en temporada de ciruelas. A mi me gustan las rojas, con su pulpa dorada, dulce y jugosa. Recuerdo a mi abuela haciendo mermelada con los frutos de un ciruelo que teníamos en el chalet. Aunque ella no les quitaba el hueso, simplemente pelaba la fruta y allá cada cual si se encontraba el susodicho... "menuda faena, los quitáis vosotros y punto".

Y a ver quien la contradecía. Lo cierto es que la  mermelada estaba buenísima. Yo he emulado su receta, pero al contrario de ella sí he dejado las pieles, y por supuesto he deshuesado la fruta. Y como me gustan los sabores intensos, he decidido añadir otros aromas y texturas. Se me ocurrió añadir dátiles, y qué buena idea: además he utilizado azúcar moreno, y no demasiado. El resultado no me puede gustar más. Y al no quitar las pieles, la mermelada ha resultado de un precioso color granate,  que te entra por los ojos diciendo "Cómeme".



Buceando por ahí he encontrado la idea de utilizar dos tipos de ciruelas, y como las prunas no me agradan demasiado por resultar muy ácidas, las he mezclado con las rojas a ver qué pasaba.. Los dos tipos de fruta se complementan estupendamente, y los dátiles contribuyen a que el producto tenga el dulzor necesario, pese a no llevar demasiado azúcar.Vamos, una auténtica delicia.


Con esta receta participo en El Reto de Pilar Monge, Reto Color y Sabor de Temporada.



Ingredientes (para tres tarros de 300 gr):

-500 Gr de ciruelas rojas.
-500 Gr de ciruelas Prunas.
-12 Dátiles en rama.
-1 Vaso (de los de agua) de azúcar moreno.
-Unos trozos de cáscara de lima.
-5 Clavos de olor.
-una ramita de canela.

El día de antes, ponemos En un bol capaz la fruta partida por la mitad y deshuesada, los dátiles deshuesados ​​(a rodajas finitas), el azúcar y los aromas. Tapamos y dejamos reposar hasta el día siguiente.

En una olla de fondo grueso, vertemos la fruta. Cocemos a fuego medio-bajo durante una hora, mas o menos, hasta que haya espesado lo suficiente. A mi no me gusta triturar la fruta, simplemente voy removiendo con una cuchara de madera para ir deshaciéndola, aunque no del todo.

Mientras, esterilizamos tres tarros con sus tapas hirviéndolos cinco minutos.

En cuanto la mermelada esté a nuestro gusto, retiramos la canela y la cáscara. Vertemos en los tarros, llenándolos hasta el borde. Cerramos fuerte y los ponemos boca abajo hasta que se enfríen.

Si queremos conservarlos largo tiempo, esterilizaremos los tarros una vez enfriados poniéndolos al baño maría durante diez minutos.

¡Deliciosa con sabor y muy intenso y aromático!

Mil besos, amores.
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Cake de Nata y Cacao, con toque de Coco.

Aquí tenéis un rico dulce ideal para el desayuno o la merienda.



Es el resultado de un experimento. Tenía un resto de coco que me sobró del Bundt Cake de Coco y Lima rondando por la despensa, sin un destino claro y con todas las papeletas de acabar en la basura. Tampoco he innovado demasiado, pero quería probar la combinación en un cake. Además he introducido en la mezcla nata para montar, y he sustituido la mantequilla por aceite de oliva virgen extra. 




No he añadido aromas ni especias porque pensé que no las necesitaría. Así ha sido: ha quedado un cake de miga etérea y esponjosa, de corteza crujiente, y de sabor buenísimo. Además el coco le aporta un puntito crujiente a la masa. A mi costilla (que no es nada goloso), le ha encantado.

Mi molde de LeCreuset me tiene enamorada. Todo lo que he horneado en él ha salido de fábula, además de ser de muy fácil desmoldado. No sé cómo he podido pasar sin él...



Las medidas, como siempre, con un envase de cristal de yogur, que equivale a media taza. Puedo prometer y prometo que este invierno me compro una báscula. He dicho.

Hacedlo, y tendréis a los vuestros con una sonrisa al menos a la hora del desayuno. Palabra.

Tiempo: 15 min + 50 min de horneado.

Ingredientes:

-1/2 medida de coco rallado.
-1 medida de AOVE
-1 medida de nata para montar.
-2 medidas de azúcar.
-3 medidas de harina de repostería.
-3 cucharadas soperas de cacao en polvo, tipo Valor.
-3 huevos L.
-1 y 1/2 cucharaditas de café de levadura química, tipo royal.
-1/2 cucharadita de café de bicarbonato.
-1 pizca de sal.
-1 cucharada de mantequilla para engrasar el molde.

Encender el horno a 170ºC.

En un bol, mezclar aceite, nata, huevos y azúcar y batir con las varillas hasta que espumee.

Añadir el coco y el cacao, y volver a mezclar muy bien.

Tamizar encima la harina y los gasificantes, así como la sal, e integrar muy bien con las varillas.

Engrasar el molde y espolvorear con un pellizco de harina. Damos unos golpecitos en la base y laterales del molde para que se reparta uniformemente la harina.

Vertemos la mezcla y llevamos al horno unos 50 minutos. Pasado este tiempo comprobamos la cocción con un palillo o tester. Si sale manchado dejamos 10 minutos más.

Una vez cocido, dejamos reposar cubierto con un paño. Desmoldamos en frío. Si no cae por sí solo al voltear el molde, pasamos con cuidado un cuchillito sin punta por los laterales del cake y saldrá sin esfuerzo alguno. Es preferible comerlo de un día para otro. Yo lo he servido espolvoreado de azúcar glas.

Mil besos amores, y gracias por estar aquí.
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Rosca de Trigo Sarraceno.

¡Me encanta hacer pan! Si es que no hay nada como amasar tu propio pan, hornearlo y compartirlo con tus seres queridos. ¡Ojo!, yo compro todos los días el pan en mi horno habitual, donde dicho sea de paso hacen un pan estupendo. Lo que sí evito es comprarlo en el súper, ya que proviene de masas congeladas y en el momento en que se enfría se queda incomible. Desde aquí hago un llamamiento a comprar en obradores donde cuidan con mimo cada artículo que sale al mostrador. 



Pero eso no quita que el fin de semana me entren ganas de amasar. Adoro hacer pan. Además no es demasiado complicado, mis primeros pasitos los di siguiendo las recomendaciones de blogs expertos en el tema. Uno que me resultó muy útil fue Webos Fritos. La sra: Webos explica todo de una manera muy sencilla y cercana. Y lo mismo con todo lo demás, son un blog de referencia en estos temas.

Pues eso, que tenia mono panarra. Llevaba sin hacer pan desde primavera. Y también desde entonces tenía un paquete de harina de trigo sarraceno en la nevera, sin estrenar. Así que se alinearon los elementos y esto es lo que ha salido. He experimentado un poco, ya que teoría he leído mucha, pero harinas que no sean de trigo (integral o no), no he utilizado demasiadas a la hora de panificar. Y tengo que decir que no me ha disgustado, vaya que no.



Sólo me falta probar con un sustituto de la harina de trigo normal para conseguir un pan sin gluten, que es mi asignatura pendiente, que resulte jugoso. Porque este pan es jugoso, mucho. Y ese colorcito grisáceo que atribuyo al sarraceno (que es blanco en crudo), le da un aspecto rústico muy apetecible. Bueno, menos a mi marido, que ése si no es pan blanco de corteza dorada y de Su Horno Habitual, si puede ni lo prueba. Asquerosito que nos ha salido. Como tampoco le gusta el queso (???), ni la pizza (????) a veces pienso que le debieron dar un buen golpe en la cabeza de niño, porque estas secuelas no son normales...

El tema de los tiempos me resulta difícil de precisar. Es mejor hacerlo una mañana que estemos en casita, mientras atendemos otros menesteres, y cuando sea preciso ir hacia la masa. Pero en unas tres horas (en esta época, en invierno tarda más y, por ende, en verano menos), en total (incluyendo levados), lo tenemos listo.

Ingredientes (para una rosca grande):

Para la masa madre:

-1 vaso de agua mineral, tibia.
-1/3 de vaso de leche.
-1/3 de vaso de aceite de oliva.
-1 cucharada de azúcar.
-1 cucharadita de sal.
-1 pastilla de levadura fresca (25 gr).
-3 cucharadas soperas de harina de trigo.

Para la masa

-1 vaso de harina de trigo sarraceno.
-1 vaso de harina de arroz.
-1 vaso de harina de trigo.
-Harina de trigo, la necesaria.
-1 cucharadita de sal.

Primero mezclamos en un bol, con ayuda de las varillas, los ingredientes de la masa madre. Dejamos reposar hasta que espumee. Dependerá de la temperatura ambiente, a mi me ha tardado unos veinte minutos.

Mientras preparamos un mix con los tres vasos de harinas distintas, mezclándolos bien.

Una vez activada la masa madre, añadimos el medio vaso de agua, la sal y el mix de harinas. Mezclamos bien, ya sea con la amasadora eléctrica o con las manos, que llevaremos bien enharinadas. Una vez bien integrado todo, añadimos poco a poco la harina de trigo necesaria hasta conseguir una masa elástica, lisa y que no se nos pegue a las manos. Amasamos unos minutos.

Ponemos en un bol limpio y enharinado y cubrimos con un paño, dejando reposar hasta que duplique su tamaño. A mi me ha costado una hora escasa, pero dependerá de la temperatura ambiente.

Apretaremos la masa con los nudillos para eliminar todo el aire. Espolvoreamos de harina y la amasamos hasta volver a formar una bola. Hacemos un agujero en medio y vamos agrandándolo hasta conseguir una especie de donut gigante. Depositamos la masa sobre una bandeja de horno. Yo para asegurarme que el agujero central no se me cerraba, lo he bloqueado con un aro de emplatar.




Pintamos bien la masa con una mezcla de agua y aceite. Con unas tijeras hacemos unos cortes a nuestro gusto en la superficie y terminamos espolvoreando con un pelín de harina. Llevamos al horno a 180ºC unos cuarenta minutos, o hasta que se nos dore.



Yo, para asegurarme una buena hidratación de la masa durante la cocción pongo un recipiente con agua en el fondo del horno. Así la masa queda mucho más jugosa.

Resulta muy frágil mientras está aún caliente. En frío resulta una miga densa, jugosa y con finas burbujitas. El sabor es ligeramente ácido, ¡Y en rebanadas con mantequilla está riquísimo!

Y vosotras, ¿también sois panarras?

Gracias por visitarme, mil besos.
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Bundt Cake de Naranja y Gengibre (Orange-Ginger Bundt Cake)

Después de probar el primer bocado de este dulce supe que no me equivocaba al elegir esta receta.



Este mi segundo Bundt Cake ya empieza a parecer lo que es. Sólo le encontré un fallo, que fue el no nivelar la masa antes de entrar al horno. Claro que tuve que recortarle un copete, pero poco a poco me saldrán solitos sin tener que estar leyendo continuamente las instrucciones.



Por lo demás, no sólo es delicioso sino que es superfácil de hacer. Las cantidades son pequeñas para un molde de Bundt, al menos para los de Nordic Ware, ya que en origen la receta era para un cake. Pero como sólo somos dos en casa me viene fenomenal. Cuando vi la mermelada en el super ya sabía en qué iba a utilizarla. ¿No os pasa a vosotras que primero veis el ingrediente y luego la receta...? pues a mi, casi siempre.



La mermelada no puede estar más buena. Subí una foto en mi instagram del tarrito en cuestión. Se llama Rapsodia de frutas de Jengibre y Naranja, de la casa St. Dalfour. Pese a haber utilizado yo un producto francés la receta es inglesa, y mencionada nada menos que en el New York Times. Aquí tenéis el enlace. Yo me he limitado a seguirla al dedillo, excepto que he sustituído la mantequilla por aceite de oliva virgen extra, qué le vamos a hacer. Espero que me perdonen este desliz... :D

Un sólo consejo: como bien dice Melissa en la receta, buscad una mermelada que tenga buenos trozos de corteza, lo que garantiza un sabor intenso y sobre todo un bocado delicioso cuando pillas un cachito. Doy fe.

Unos consejillos adicionales:

-Si queréis utilizar un molde de cake el tiempo de cocción es de unos 50 min.
-Yo sigo sin báscula de cocina, así que la medida de una taza equivale a la de dos envases de yogur.
-Podéis usar cualquier tipo de aceite, o si lo preferís mantequilla a temperatura ambiente.
-Nunca adornar el bundt antes de que se haya enfriado.
-Nivelar siempre la superficie antes de meter en el horno.


Ingredientes:

-100 gr de mermelada de naranja y jengibre, con trozos de cáscara, o de naranja amarga.
-1/2 taza de aceite de oliva virgen extra.
-3/4 taza de azúcar.
-la ralladura de una lima.
-3 huevos L, a temperatura ambiente.
-el zumo de 1/2 naranja.
-1 y 1/2 tazas de harina.
-1 y 1/2 cucharaditas de levadura.
-1/2 cucharadita de sal.

Para el glaseado:

-100 gr de mermelada (la misma de antes).
-1 cucharada de mantequilla.
-4 cucharadas de azúcar glas.

Además:

-mantequilla para engrasar el molde, y un poco de harina extra.

Primero encendemos el horno a 180ºC.

En un bol, ponemos el aceite, el azúcar y la ralladura y batimos con la batidora eléctrica hasta hacer una crema.

Añadimos un huevo y la mermelada, y batimos hasta que quede cremosa. Añadimos otro huevo y el zumo, volvemos a batir. Por último el huevo restante y batimos hasta que quede una mezcla cremosa y blanquecina.

Cernimos la harina junto con la levadura y la sal en otro bol. Unimos a la crema de huevos con las varillas a mano, con movimientos envolventes hasta que quede todo bien integrado.

Engrasamos el molde, con cuidado de tapar todos los recovecos. Espolvoreamos de harina y sacudimos para eliminar la harina sobrante. Vertemos la mezcla en el molde, damos unos golpecitos para que se llenen bien todas las rendijas y nivelamos perfectamente la superficie con una espátula.

Llevamos al horno. A los treinta minutos comprobamos la cocción pinchando con una brocheta, que ha de salir limpia.

Cuando hayan pasado diez minutos fuera del horno, volcamos sobre una rejilla. Dejamos enfriar por completo.

Para el glaseado, ponemos en un cacito los tres ingredientes y calentamos sin dejar de remover hasta que la mezcla esté integrada y sea fluida. Vertemos sobre el bundt y esperamos a que se enfríe la glasa.

Como casi todos, mejora al día siguiente. Delicioso con un café o té.

Mil gracias por estar aquí.



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Crema de zanahoria con nueces.

Ya hemos estrenado septiembre, como no, con receta de reciclaje.

El mes de agosto ha sido duro, muy duro. Yo no sé que ha pasado este año pero he tenido muchísimo trabajo. No me quejo, eso sería indecente, pero el verano casi acaba conmigo. ¡Si es que quiero llegar a todo y eso no es siempre posible! Definitivamente tengo que ponerme límites, algún día de éstos...




Eso se ha notado en las publicaciones del blog. Normalmente en agosto apenas llego a un post publicado, y este año ni siquiera os he puesto recetas con tomates, que es lo que producimos, aunque sí de pimientos. Y los dulces que tanto añoro, yo sólo quiero publicar golosinas y no tengo tiempo de prepararlas. Aunque a partir de ahora intentaré publicar menos salado y más dulce, que parece ser que mi cuerpo pide caña (de azúcar) después de tanto desgaste.



A lo que vamos, que me disperso. Hemos estrenado mes y con ello una nueva receta para Reciclando Sabores. Esta vez os enseño una manera de aprovechar el sabroso caldo de verduras que nos sobra cuando hacemos hervido. Aquí en Valencia es un plato de diario, y suele consistir en patata, judías verdes y cebolla hervidas juntas y aliñadas con aceite, vinagre y sal. Ocasionalmente se le añaden otras verduras (a mi me encanta con zanahoria) pero éstos son los ingredientes básicos.

Lo cierto es que el caldo que resulta está riquísimo, ya que quedan concentrados en él todos los jugos de las verduras. En mi casa se lo bebían directamente. A mi marido no le va, así que he decidido reciclarlo, ya que es una base ideal para sopas y cremas. También he reciclado una patata sobrada del propio hervido (siempre pongo de más), que ayuda a espesar la crema. Si no tenemos patata, una cucharada de puré de patatas instantáneo nos saca del apuro. No está de más tener un sobre en la despensa para estos menesteres.

Además he enriquecido la crema con unas nueces fritas ¡es que me encantan los tropezones en las sopas! y la he decorado con un poco de zanahoria rallada en conserva. Pero sola está igual de rica.Además está igual de sabrosa tanto fría como caliente. Prometido.

Ingredientes (para dos personas):

-3 zanahorias medianas, cortadas en rodajitas.
-1 patata pequeña, ya hervida.
-150 ml de nata para cocinar.
-500 ml de caldo de verduras (si no hay suficiente, completar con agua mineral).
-un puñado de nueces troceadas.
-aceite.
-2 cucharadas de zanahoria rallada en conserva (opcional).
-sal.

Ponemos el caldo a hervir con la zanahoria y dejamos cocer media hora o hasta que esté tierna. Una vez cocida, añadimos la patata y trituramos finamente. Añadimos la nata y llevamos a fuego, suave, hasta que espese ligeramente y tenga una consistencia de crema (unos cinco minutos), siempre sin parar de remover con una cuchara de madera. Sacamos del fuego y dejamos reposar.

Mientras se templa, freímos las nueces en un poquito de aceite. Cuidado porque se queman con facilidad, reservamos.

Servimos la crema con un poco de zanahoria y unas nueces por encima. A disfrutar.

Con esta receta participo en el Reto Reciclando Sabores, no dejéis de pasar para ver estupendas recetas para aprovechar las sobras:




Espero que os haya gustado. Mil besos.


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