Un mes más nos reunimos las chicas de Hoy Compartimos.
Mis veranos normalmente son temporadas de mucho trabajo. No es ninguna nueva, siempre os lo he contado con pelos y señales. Mi huerta me reclama y las hortalizas necesitan mimos y tiempo que dedicarles para que me ofrezcan su mejor cara.
Pero eso no quita de que disfrute de momentos de asueto. De momentos únicos los sábados que es el día de descanso. Una bebida fresquita, un helado, una cervecita en el bar de la esquina. Esos momentos que te hacen disfrutar de la estación cuando cae el sol al atardecer y siempre en buena compañía.
¿Y hay algo más veraniego que un polo? Y si encima es tan bonito como éstos, mejor que mejor.
Facilísimos y con un color que entra por los ojos. Tan sencillos como mezclar 200 cc de leche evaporada, un buen puñado de frutas del bosque congeladas y una cucharada sopera de azúcar. Trituramos con la batidora y llenamos los moldes. Al congelador toda la noche y listos.
Ricos y súper refrescantes. ¡Ideales para compartir con nuestros seres queridos!
¿Y la sed que nos entra en verano? De pequeña nunca faltaba en mi casa una jarra de limonada en la nevera. Os traigo hoy una versión más elaborada que la que me hacía mi abuela, mucho más sabrosa y ni os cuento lo refrescante que es.
El toque de la hierbabuena la hace súper estimulante. Nos deja el cuerpo fresquito e incluso diría que es tonificante, porque (al menos a mi) abre el apetito, cosa que en verano se pierde con facilidad.
Nada más fácil de preparar: ponemos en el vaso de la batidora el zumo de dos limones, un puñado de hojas de hierbabuena fresca, una taza de café de azúcar invertido (en su defecto, azúcar normal) y un vaso de agua mineral. Trituramos bien. Ponemos en una jarra de litro y medio y terminamos de llenar con más agua. Refrigeramos varias horas. Servimos con hielo, rodajas de limón y una ramita de hierbabuena fresca.
¡Casi casi un mojito sin alcohol!
Dos buenas fórmulas para disfrutar el verano en compañía. Y si queréis ver el veranito del resto de mis compañeras, haced click aquí.
¡Mil besos, amores!
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Mis veranos normalmente son temporadas de mucho trabajo. No es ninguna nueva, siempre os lo he contado con pelos y señales. Mi huerta me reclama y las hortalizas necesitan mimos y tiempo que dedicarles para que me ofrezcan su mejor cara.
Pero eso no quita de que disfrute de momentos de asueto. De momentos únicos los sábados que es el día de descanso. Una bebida fresquita, un helado, una cervecita en el bar de la esquina. Esos momentos que te hacen disfrutar de la estación cuando cae el sol al atardecer y siempre en buena compañía.
¿Y hay algo más veraniego que un polo? Y si encima es tan bonito como éstos, mejor que mejor.
Facilísimos y con un color que entra por los ojos. Tan sencillos como mezclar 200 cc de leche evaporada, un buen puñado de frutas del bosque congeladas y una cucharada sopera de azúcar. Trituramos con la batidora y llenamos los moldes. Al congelador toda la noche y listos.
Ricos y súper refrescantes. ¡Ideales para compartir con nuestros seres queridos!
¿Y la sed que nos entra en verano? De pequeña nunca faltaba en mi casa una jarra de limonada en la nevera. Os traigo hoy una versión más elaborada que la que me hacía mi abuela, mucho más sabrosa y ni os cuento lo refrescante que es.
El toque de la hierbabuena la hace súper estimulante. Nos deja el cuerpo fresquito e incluso diría que es tonificante, porque (al menos a mi) abre el apetito, cosa que en verano se pierde con facilidad.
Nada más fácil de preparar: ponemos en el vaso de la batidora el zumo de dos limones, un puñado de hojas de hierbabuena fresca, una taza de café de azúcar invertido (en su defecto, azúcar normal) y un vaso de agua mineral. Trituramos bien. Ponemos en una jarra de litro y medio y terminamos de llenar con más agua. Refrigeramos varias horas. Servimos con hielo, rodajas de limón y una ramita de hierbabuena fresca.
¡Casi casi un mojito sin alcohol!
Dos buenas fórmulas para disfrutar el verano en compañía. Y si queréis ver el veranito del resto de mis compañeras, haced click aquí.
¡Mil besos, amores!