¿Qué hacemos cuando nos hartamos de una fruta? Va, pensad un poco... y no, no es regalarla al vecino de turno. ¿Que no caéis? Pues mermelada, por supuesto. En esta casa mermelada nunca falta. Siempre hay varios botes de al menos tres sabores distintos en la despensa. Y claro, la de Persimon no podía faltar.
Y os aseguro que no está nada mal... ¡está súper buena!
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Y os aseguro que no está nada mal... ¡está súper buena!