Platos fríos

Platos fríos
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Helados y polos

Helados y polos
Helados y polos

Bundt cakes

Bundt cakes
Bundt cakes

Bizcocho de Maíz y Aceite de Oliva. Receta sin gluten.

No hagáis esta receta si hace mucho calor. ¡Necesitáis una hora de horno! Definitivamente me tengo que hacer con una panificadora...



Hace un par de semanas me llevé a casa un paquete de harina de maíz para hacer arepas. Aún estoy trabajando en ellas, cuando me salgan decentes las publico. Son una alternativa muy rica al pan y además son libres de gluten.

Bueno, pues gracias a esta harina he descubierto la diferencia entre el almidón de maíz (lo que conocemos como Maicena) y la harina de maíz propiamente dicha. Con razón mis intentos de bizcochos y magdalenas de harina de maíz quedaban un tanto correosos... ¡es que no tienen nada que ver! La harina de maíz para las arepas es básicamente maíz molido. ¡Ojo! al no contener gluten no hace crecer las masas como otras harinas, pero gana en sabor y en nutrientes. Y lo mejor de todo ¡es apta para intolerantes!



Así que me decidí a probar esta receta que encontré en Directo al Paladar. Sólo le hice algunos cambios, como el uso de azúcar integral para hacerla aún más sana. ¿El resultado? Tengo que reconocer que el primer bocado es complicado, es como una especie de masa muy compacta y notas ciertos 'residuos' por llamarlos de alguna manera. Pero claro está, es que no se parece a la masa de bizcocho de harina de trigo. Al día siguiente la encontré  buenísima. Y bastante contundente: llena mucho.

Un bizcocho perfecto para afrontar una mañana dura o de actividad intensa, ya que es muy energético. ¡Y lo mejor de todo, dura una semana en perfecto estado en la despensa! (Eso si no te lo acabas antes...)

Tiempo: 15 min + 45 min de horneado.

Ingredientes:

-4 huevos L a temperatura ambiente.
-3/4 de medida de yogur de aceite de oliva virgen extra, más un poco para engrasar el molde.
-2 medidas de yogur de harina de maíz.
-1/2 medida de yogur de harina de arroz.
-2 medidas de yogur de azúcar integral o moreno.
-1 cucharada de levadura química (sin gluten).
-un poco de almidón de maíz para espolvorear el molde (Maicena).
-la ralladura de 1 limón.
-azúcar glas a discreción.

Encendemos el horno a 170º.

En un bol, batimos los huevos con el azúcar con la batidora eléctrica hasta que quede una crema  y haya duplicado su volumen. Mezclamos con el aceite poco a poco y sin dejar de batir.

-Añadimos las harinas (maíz y arroz) y la levadura y mezclamos muy bien hasta que desaparezcan los grumos. Añadimos también la ralladura y damos unas vueltas extra a la mezcla.

En un molde pintado con aceite y espolvoreado de un poco de almidón de maíz (Maicena) vertemos la mezcla. Horneamos tres cuartos de hora y comprobamos que está cocido pinchando el centro con una brocheta, ha de salir limpia, sino dejamos diez minutos más.

Cuando haya templado desmoldamos. Para consumir espolvoreamos con azúcar glas.

Aviso: una rebanadita ya es mucho. Como he comentado arriba, es un bizcocho contundente y que llena bastante. ¡Y apto para toda la familia!

Espero que os haya gustado. Mil besos.




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Arroz Caldoso de Verduritas y Mejillones.

¡Aquí me tenéis desafiando el caloret!

No me he vuelto loca, no. O a lo mejor sí. Vosotras diréis: con la que está cayendo y esta iluminada va y nos prepara un arroz caldoso. Pero todo tiene explicación: Ayer vine del campo a las diez de la mañana medio muerta (ultimamente estoy plof, como supongo que la mayoría de vosotras), y me llené la bañera de agua fría con sal y me sumergí. Resucité de tal forma que vi la receta ya hecha.



Peeero... sudé como una salchicha en el horno. Sí, lo admito. Aún hace mucho calor para este tipo de platos. Pero está tan tan rico que bien mereció la pena el esfuerzo.

Utilicé arroz bomba, porque admite muy bien las "esperas" en el caldo, y nos permite tomarnos el plato ya tibio sin que sufra deterioros en su estructura, o sea, que no hay peligro de que el arroz se convierta en un engrudo incomible. Yo lo tomé aún caliente y sufrí las consecuencias...



Utilicé dos productos que nos facilitan la vida. Aún así necesitamos tres cuartos de hora de preparación. El primero es el caldo de pescado, uno de alguna marca de confianza nos sirve. El segundo los mejillones. Cuando fui al súper había una cola infernal en la pescadería, y yo no tenía mucho tiempo. Me fui directa a los congelados y escogí unos mejillones con su cáscara, jugosones ponía en el envase. Oye, un acierto. Ni siquiera hay que limpiarlos. No los elegíría para prepararlos solos, pero para acompañar al arroz quedaron de cine.

Y por último (qué pesada estoy), he utilizado la paellera de hierro de deBuyer. Me he renovado las sartenes y he usado las de esta casa. Son una maravilla, de hierro, aunque tienen el inconveniente de que pesan lo suyo. Pero los arroces en esta paellera me han recordado a los de antes; no sabría explicar pero nada tienen que ver con las paelleras que había utilizado. Me declaro fan de esta marca.

Ingredientes (para dos personas):

-2 puñados de arroz bomba.
-1/2 litro de caldo de pescado (yo uso el de Gallina Blanca).
-500 gr de mejillones con su cáscara, bien limpios.
-1/2 calabacín, cortadito en brunoise (muy pequeñito).
-4 champiñones, fileteados.
-1/2 tomate muy maduro. Yo uso mis fabulosos tomates valencianos.
-1/2 cebolla pequeña, bien picadita.
-AOVE (aceite de oliva virgen extra)
-pimentón dulce y algo de colorante. Sal.

Primero ponemos en la paellera un chorro de aceite de oliva. Cuando esté caliente ponemos a sofreír la cebolla. Dejamos que se haga un poco y añadimos el calabacín y el champiñón.

Cuando estén hechas las verduritas, añadimos una  cucharadita de pimentón y el tomate, rallado. Dejamos sofreír hasta que el tomate haya perdido el agua.

Añadimos el arroz y damos unas vueltas.

Cubrimos con el caldo y añadimos los mejillones. Añadimos un poco de colorante y probamos de sal. Subimos el fuego y cuando empiece a hervir quitamos las medias cáscaras a los mejillones y lo dejamos hacer a fuego medio hasta que el arroz esté hecho, unos veinte minutos.

Dejamos reposar unos quince minutos y a disfrutar como enanos.

A mi marido no le van las verduritas en el arroz, pero así hechas se come lo que le pongas...

¡Nos vemos en la próxima entrada! Mil besos.

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Fusilli con verduritas y surimi.

Una idea fresquita para comer:



No sé si os pasará como a mi, pero es que es llegar del campo al mediodía y mi marido, con estos calores, ni come siquiera. Se toma un yogur de frutas y a la siesta.

Sólo consigo que coma cuando le preparo salmorejo o una ensaladilla, vamos cosas fresquitas y que entren con facilidad. Por eso me he tirado en plancha a hacer ensaladas completas y cremas frías, que tan a gusto nos tomamos ahora.

No le gusta mucho la pasta en frío. No había conseguido que se la tomara, hasta ahora. Ingredientes sencillos y frescos, nada de salsas pesadas y un poco de pescado. Sólo un chorro de aceite de oliva y el punto de sal. Aunque un poco de perejil y ajo picado en el aceite también le van de cine. Preparamos la pasta en un momento por la mañana y dejamos en el frigo sin aliñar. En el momento de servir simplemente aliñamos y listo. ¡Rico y sencillo!



Iremos probando más combinaciones sencillas y frescas. Un sólo consejo, para preparar la pasta en frío es necesario que sea de buena calidad, para evitar que quede pegajosa y blandengue. Estos fusilli son de Barilla y quedan perfectos.

Ingredientes (para dos personas):

-Dos puñados de pasta en crudo.
-Cuatro palitos de surimi (yo de Pescanova).
-Un pepino pequeño.
-Unas hojas de lechuga romana.
-Un puñadito de gambas congeladas.
-Un puñadito de maíz.
-Aceite de oliva virgen extra, y sal.

Ponemos a hervir la pasta durante diez minutos, o hasta que esté al dente. Mientras, hacemos las gambitas un minuto en el microondas.

Escurrimos la pasta y mezclamos con la lechuga picada, el maíz, el pepino pelado y troceadito, el surimi cortado en trocitos y las gambas. Llevamos al frigo en un tupper bien tapado, durante al menos dos horas.

En el momento de servir, aliñamos al gusto.

¡Nos vemos en la siguiente entrada!

Mil besos.
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Confitura de Pimientos.

Y sigo monotemática.



Las confituras de verduras u hortalizas no son santo de mi devoción. Me resultan complicadas, no termino de apreciar ese contraste del dulce y del salado. Sin embargo hay dos al menos que sí se salvan, una de ellas es la de cebolla. La otra es ésta que hoy os enseño.

Es deliciosa. Perfecta para combinar con patés, quesos (sobre todo el de cabra), jamón, salchichón de buena calidad, etc. Personalmente me encanta con patés finos y con el salchicón ibérico, con mucha pimienta. La había hecho en otras ocasiones, pero esta vez creo que ha quedado, sino perfecta, estupenda de sabor y de acidez.




Si sois valientes, podéis encender el horno y así poder asar los pimientos y pelarlos después concienzudamente. Pero yo me he limitado a cocerlos en el microondas, y después de triturados la piel ni se advierte al probar la confitura.



He utilizado tres pimientos rojos, pero es que mis pimientos son de tamaño xxl, id a la entrada anterior y comprobadlo. Tiene que quedar al menos un kilo de pimientos una vez cocidos o asados para seguir las proporciones de la receta. Si os atrevéis, no os defraudará.

Ingredientes (para unos tres botes de 400cc):

-1 kg y cuarto de pimientos rojos.
-250 g de azúcar moreno.
-100 ml de vinagre de vino blanco.

Lavamos los pimientos y los cortamos en tiritas. Eliminamos bien todas las semillas. Depositamos en un recipiente apto para el microondas y los hacemos a potencia máxima veinte minutos.

Dejamos enfriar totalmente. Yo los dejé de un día para otro.

Escurrimos bien el caldo que han soltado los pimientos. Ponemos los pimientos en una olla y añadimos el azúcar y el vinagre. Trituramos los pimientos con la batidora.

Cocemos a fuego bajo hasta que haya evaporado todo el líquido y la consistencia sea de mermelada.

Mientras se hace la confitura podemos esterilizar los tarros y las tapas hirviéndolas unos diez minutos.

Aún caliente la confitura, vertemos en los tarros llenándolos hasta el borde. Cerramos de inmediato apretando bien y dejamos templar poniendo los tarros boca abajo. De este modo se crea el vacío. Si los vamos a conservar en la nevera, la confitura está lista.

Para conservarla por varios meses en la despensa, podemos esterilizar los botes ya llenos bien cubiertos de agua hirviéndolos durante diez minutos.

El vinagre le da el puntito ácido y ayuda en la conservación. La cantidad de azúcar hace que no quede demasiado dulce, pero con la textura y apariencia de la confitura. Está buenísima.

¡Por cierto, es un regalo estupendo! Yo creo que voy a repartir dosis de felicidad en forma de tarritos de confitura de pimientos... 

Espero que os haya gustado. Mil besos y gracias por estar aquí.
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Hojaldre de Pimientos Asados. Y una huerta exultante.

El sábado acudí a un evento en el monte, un cumpleaños de una personita muy especial que ya cuenta con cinco primaveras.

En algún momento alguien me preguntó que a dónde iba yo este verano (de vacaciones, se suponía). Y yo me eché a reír, y dije "pues al campo, ¡como todos los veranos!"





Por supuestísimamente, más tarde le expliqué a qué me dedico, y que mi temporada alta empieza justo ahora. Y en éstas, que esta misma mañana ha empezado la recolección. Mis chiquitines ya me reclaman... ¡el ciclo vuelve a comenzar!



Todos los veranos es igual. Es como estar gestando un hijo: lo siembras, lo cuidas, lo riegas, le das de comer cuando lo necesita. Y llegado el momento recoges el fruto de tus mimos y cuidados. Os lo digo de verdad: a mis pimientos y mis tomates les hablo, les cuento cómo me ha ido el resto del día sin ellos y les alabo cuando me muestran sus frutos lozanos. Y diréis, sí, nena. Estás como una cabra. Tal vez tengáis razón.


Pero yo soy feliz en mi huerto. Los días de mucho calor son insoportables, no nos engañemos. Pero siempre hay trucos, como cubrirse la cabeza con una toalla empapada en agua fría. Pero el mejor de todos, el mejor truco del almendruco para superar el calor sofocante, es pensar en ese viaje a Playa Bávaro que te vas a pegar cuando termine el año. ¡Aunque luego se transforme en una visita a las Canarias, que soñar es gratis, señores!




Y el colofón, disfrutar de esas hortalizas que saben a lo que tienen que saber. Por algo me las quitan de las manos...

Pues bien, volviendo al comentario del principio, esto es lo que aporté a la mencionada comilona. Por una vez (y sin que sirva de precedente) no fue dulce. Y triunfó, vaya si triunfó.




Ingredientes:

-una lámina de hojaldre refrigerado. Me gusta el de La Cocinera.
-tres hermosos pimientos para asar.
-1 cebolla.
-5 ó 6 anchoas en salazón.
-aceitunas negras.
-2 dientes de ajo.
-aceite de oliva.
-1 huevo y semillas de sésamo para decorar.

Primero asamos los pimientos: los untamos de aceite y los ponemos al horno,junto a la cebolla partida por la mitad.. Cuando estén bien oscuros y con la piel bien hinchada, los sacamos del horno. Dejamos enfriar totalmente y pelamos con mucho cuidado. También eliminamos las semillas y lo hacemos a tiritas. Troceamos también muy fina la cebolla ya asada.

En un bol, mezclamos la cebolla, el pimiento, las anchoas troceaditas y las aceitunas en rodajitas. Aliñamos con sal, aceite y los dientes de ajo troceados. Reservamos.

Colocamos la lámina de hojaldre sobre un papel de hornear. Ponemos el relleno en el centro y cortamos tiras a ambos lados sin llegar hasta el relleno, tal que así:




Y luego vamos entrelazando las tiras, cubriendo el relleno. Una vez cubierto, pintamos con el huevo batido y espolvoreamos con el sésamo:




Llevamos al horno hasta que se dore, unos veinte minutos.

Como más rico está es aún tibio. También lo podemos servir frío, lo más importante es ajustar bien de sal el relleno ya que los pimientos rojos siempre tiran a dulzones.

A disfrutar, es un aperitivo riquísimo.

¡Mil besos y gracias por estar aquí!
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Bundt Cake de Coco y Lima. Mi primer intento de bundts.

Desde luego que lo mío roza en el sadomaso...



Pues no me puse ayer a hornear esta delicia de buena mañana... y eso que fue el día más calurosamente insoportable de que tengo memoria. Ya lo vaticinaron en las noticias, ya, pero para ese grado de cocción nadie está preparado. Vamos... que si hubiera dejado la masa al sereno se hubiera horneado con energía solar.

A lo que vamos. Me he agenciado mi primer molde de bundt de Nordic Ware. Digo el primero porque estoy segura de que, más adelante que ahora ya no me llega el presupuesto, me haré con alguno más. Son preciosos, robustos, se desmoldan con una facilidad tremenda... ¿hacen falta más motivos?



El bizcocho quedó tremendo. Hay un fallo de primeriza: mi marido me vino a buscar cuando tenía la mezcla recién preparada para entrar al horno. Tuve que abandonarla a su suerte sí o sí. Debería haberla dejado en la nevera, pero la dejé a temperatura ambiente. Una hora larga.

Al hornearla no parecía haber sufrido grandes males. Pero me equivoqué. Una vez cocida, no sólo no me salieron los bordes rectos (lo que es sumamente preferible en un dulce que ha de volcarse), sino que se me hincharon de tal modo que para poder darle la vuelta tuve que cortar un buen copete. Esto se aprecia muy bien en esta foto del corte:



Pero salvando esto, la receta está buenísima y es muy fresca, perfecta para esta temporada. La he versioneado del blog I love Bundt Cakes, que por cierto no tiene desperdicio. Ya hay unas cuantas apuntadas para cuando empiece a refrescar.

Necesita reposo. Al día siguiente mejora muchísimo. El coco rallado le da una textura entre húmeda y crujiente de lo más apetitosa, y eso que no me entusiasma el coco...

Utilicemos el molde que utilicemos, es ineludible un perfecto engrasado con mantequilla por todas partes, y luego harina espolvoreada. Siempre que vayamos a voltear un bizcocho es muy importante que no quede ninguna ranura por engrasar antes de echar la masa.

Tiempo: 1 hora.

Ingredientes:

-400 gr de harina.
-200 gr de aceite de girasol.
-200 gr de azúcar.
-2 yogures griegos.
-90 gr de coco rallado, más un puñado para espolvorear.
-4 huevos L.
-la ralladura de 2 limas y el zumo de una.
-1 cucharadita de café de bicarbonato.
-1 cucharadita de café de levadura química.
-1 pellizco de sal.
-mantequilla para engrasar el molde.

Para el frosting:

-el zumo de una lima.
-1 cucharada de aceite de girasol.
-1 vaso de azúcar glas.

Primero encendemos el horno a 170º C.

Mezclamos en un bol el aceite y el azúcar. Añadimos la  lima (el zumo y la ralladura) y mezclamos bien.
Añadimos los huevos, de uno en uno. Mezclamos bien con cada huevo antes de incorporar el siguiente.

Tamizamos la harina en un bol junto al bicarbonato, la levadura y la sal. Añadimos el coco y mezclamos bien.

Integramos la harina y el coco con la mezcla de huevos.

En un molde muy bien engrasado vertemos la mezcla. Nivelamos muy bien la superficie con una espátula y llevamos al horno unos 40 minutos, o hasta que esté dorado y pinchando con una brocheta esta salga seca.

Esperamos diez minutos fuera del horno y desmoldamos sobre una rejilla. Dejamos enfriar por completo.

Yo le puse el frosting en caliente y se deshizo todo. Hay que esperar a que el bizcocho esté frío para decorarlo. Os aconsejo prepararlo el día de antes y decorarlo antes de consumir.

Mezclamos los ingredientes del frosting y vertemos sobre el bundt. Decoramos con coco y listo.

¡A ver el próximo si no me da tanta guerra!

Espero que os haya gustado, mil besos.

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Gazpacho Andaluz.

Si hay algo que apetezca con estos calores y que refresque de lo más, eso es un gazpacho.



Espeso en plan cremita, o bien aguado como una limonada, lo cierto es que no debería faltar en ningún frigorífico en los meses de estío. En mi casa siempre había una marmita bien llena, que mi abuela se encargaba de reponer en cuanto era necesario. Para hacer el gazpacho se necesitan tomates muy maduros y rojitos. Un truco: mi abuela utilizaba tomate troceado de bote de buena calidad, y no se complicaba la vida. Siempre es una opción cuando no hay tiempo o buenos tomates a mano. Y el ajo, siempre a vuestro gusto. Yo le pongo dos pero si fueran tres no pasaría nada... ya lo dijo Julio Iglesias en una ocasión: España me sabe a ajo. Más razón que un santo tiene el buen señor.



Inexplicablemente, a mi costilla no le gusta. Dice que el salmorejo sí, pero esto al parecer tiene demasiados matices. Tanto mejor, así me lo zampo yo solita.

Hay quien lo pasa por el chino o tamiz para dejarlo más fino, y eliminar así los posibles hilillos de la piel del pimiento. Pero yo siempre lo he tomado tal cual, con su buen toque de minipimer y punto. Ahí os lo dejo, vosotras decidís.



Una curiosidad más: es un estupendo remedio para la resaca. El zumo de tomate alivia mucho los síntomas cabeceros matutinos... os lo dice una gran experta. Todos sabemos que en veranito las terracitas nos pierden a todos. Sed agradecidos y apuntad mi consejo.

Por cierto, para mi gusto está más rico dos días después, siempre muy frío.

Ingredientes (4 raciones):

-600 gr de tomate pelado, despepitado y a trozos.
-1/2 cebolla de tamaño mediano, o una pequeña.
-1/2 pimiento verde, o uno pequeño.
-1 pepino.
-1 trozo de unos 10 cm de pan, mejor del día anterior.
-un buen chorro de aceite de oliva virgen extra.
-2 dientes de ajo.
-sal, pimienta si nos gusta.
-300 cc de agua mineral.

Ponemos en un bol todas las verduras troceadas y desprovistas de piel junto con el pan desmigado, los ajos fileteados y el agua. Llevamos al frío al menos dos horas.

Pasado este tiempo, trituramos a conciencia y aliñamos al gusto con el aceite, la sal y la pimienta si gusta. Volvemos a enfriar preferentemente unas 12 horas.

Servir tal cual. Podemos regular el espesor a nuestro gusto, pero para servir tipo cremita estas medidas van bien.

Ya os digo que mi abuela le hubiera echado un litro de agua y a beber como cosacos...

Mil besos amores.
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Clafoutis de Cerezas.

Ayer, aprovechando que el caloret nos dio una tregua, me armé de valentía y encendí el horno.



Bueno... en realidad lo hice bien temprano, mientras duraba el frescor matutino. Me encanta este postre y, definitivamente, lo prefiero bien frío de la nevera y cocinado de víspera.



Las primeras cerezas ya asoman por el mercado. El caso es que vi en el súper unas preciosas cerezas del Valle del Jerte. No me pude resistir y me las llevé. Estaban tan sabrosas que enseguida las vi transformadas en este postre. De modo que ayer volví y me agencié otro medio kilo.



El clafoutis es, por defecto, de cerezas. Se puede hacer con cualquier otra fruta, por supuesto (de hecho, aquí tenéis uno con fresones), pero esta delicia se hace originalmente con cerezas. De hecho, según el tipo de fruta que se utilice tiene un nombre diferente.



Los puristas se me van a echar al cuello, ya que me he tomado la libertad de sustituir la esencia de vainilla por agua de azahar (tiene un toque como más mediterráneo). Pero siendo justos, la receta original tampoco lleva almendra molida y además indica que las cerezas han de ir con hueso... ¡además, las recetas están para adaptarlas a nuestros gustos!

He versioneado la receta de María Lunarillos. Allí lo explican fenomenal.

Tiempo: 60 min. más el enfriado.

Ingredientes:

-400 gr de cerezas, desprovistas del hueso.
-300 cc de leche (yo he usado semi).
-50 gr de mantequilla, derretida, más un poco para engrasar el molde.
-50 gr de harina.
-50 gr de almendra molida.
-3 huevos.
-1 cucharadita de esencia de vainilla (yo he puesto de azahar).
-100 gr de azúcar.
-1 pellizco de sal.
-azúcar glas para decorar.

Primero engrasamos la fuente que vayamos a usar. Espolvoreamos levemente con harina.

Encendemos el horno a 150º.

En un bol, batimos los huevos con el azúcar hasta que estén espumosos. Añadimos la harina y la almendra y batimos bien.

Añadimos también la mantequilla y seguimos batiendo. Cuando esté todo bien incorporado, vertemos la leche y la esencia y batimos hasta obtener una mezcla homogénea.

Ponemos las cerezas (ya deshuesadas) en el fondo del molde. Cubrimos con la mezcla de huevos y llevamos al horno durante 50 min.

Pasado este tiempo, lo ponemos 5 minutos en el grill para que se dore. Sacamos inmediatamente y dejamos enfriar. Podéis tomarlo templado, pero con estos calores os recomiendo encarecidamente que dejéis reposar todos los jugos hasta el día siguiente... ¡Delicioso!

Servimos espolvoreado de azúcar glas.

¡Mil besos y gracias por estar aquí!
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Aceitunas Aliñadas.

¿Hay algo más nuestro que pedir un platito de aceitunas para acompañar la cervecita de turno?

Nos gustan, ¿verdad? Nos encantan las aceitunas. En todos sus colores y tamaños. Es el picoteo más demandado en mi casa.



Para preparar esta propuesta he utilizado unas aceitunas de sosa, sin ningún tipo de aliño, y unas aceitunas negras deshuesadas de lata. Ambas sin sabor y sin gracia. Pero el aceite de oliva ha obrado el milagro... están tan ricas que no podréis parar de comer.

Pongámonos en situación: una comida en el campo o en la piscina, debajo de una pérgola cuajada de plantas trepadoras, sobre un mantel de cuadros y con la mesa llena de pan crujiente y cerveza fresca, amenizado con la mejor compañía... ¿os imagináis la cara de vuestros amigos cuando aparezcáis con un tupper llenito de estas aceitunas?



Y sí, ¡el aceite de la maceración está riquísimo untado en el pan!

Necesitaremos muy poco tiempo para prepararlas, pero sí 48 horas de maceración. Tenedlo en cuenta si habéis decidido ofrecerlas fuera de casa.

Ingredientes:

-300 gr de aceitunas verdes (ya curadas) sin aliñar.
-100 gr de aceitunas negras deshuesadas, de lata.
-2 cucharadas de picada de ajo y perejil fresco (del que venden ya preparado o casero).
-3 guindillas secas de buen tamaño.
-un buen pellizco de tomillo seco.
-cáscara de naranja fresca cortada en tiritas (sin nada de blanco).
-el aceite de oliva virgen extra que sea necesario para cubrir.
-sal.

Primero lavamos las aceitunas y dejamos escurrir muy bien en un colador. Intentaremos que queden lo más secas posible.

En un recipiente de cristal, ponemos las aceitunas, los aliños y salamos el conjunto. Añadimos el aceite hasta que las aceitunas estén bien impregnadas y las cubra levemente. Tapamos bien.

A las 24 horas ya se pueden degustar, pero están más ricas una vez han pasado dos días.

¡A disfrutar! Ya me contaréis.

Mil besos amores.
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Vichyssoise.

¡Qué fresquita!



Cómo apetece un cuenco de esta cremita... además de refrescante está buenísima.

La vichyssoise es un puré de puerros y patatas, cocidos en mantequilla y caldo de pollo. Queda sabrosa y se sirve muy fría, con lo que resulta muy adecuada en estos días sofocantes que estamos teniendo (¡y los que nos quedan!).



Es una preparación relativamente moderna. Surgió en los años cuarenta y su origen no está del todo claro. Una versión la atribuye a un chef francés del Hotel Ritz, en Nueva York, quien se inspiró en un plato tradicional galo. Otra, asegura que su creador era oriundo de Vichy, de ahí la denominación final del plato.

Sea cual fuere su origen, lo cierto es que ha perdurado hasta nuestros días y que constituye, en días de calor, una estupenda colación (además de refrescante, que para el caso es lo que de verdad nos interesa).

¿Qué? ¿Nos animamos?

Tened en cuenta que debe reposar al menos medio día en la nevera, tanto mejor si la preparamos de víspera.

Ingredientes (4 raciones):

-50 gr de mantequilla.
-750 cc de caldo de pollo.
-3 puerros.
-2 patatas.
-200 cc de nata para cocinar.
-sal, pimienta.
-cebollino para decorar.

En la mantequilla, ponemos a pochar en una cacerola los puerros bien troceaditos, utilizando sólamente la parte blanca. Cuando esté blandito, incorporamos las patatas, cortadas al sesgo, para que suelten todo el almidón. Cubrimos con el caldo de ave, salamos y dejamos cocer tapado 20 minutos a fuego lento.

Después, incorporamos un chorro de nata, trituramos bien la preparación y volvemos a llevar a ebullición, sin parar de remover. Apagamos el fuego cuando empiece a hacer borbotones.

Llevamos al frigo al menos medio día.

Para servir, rectificamos de sal, repartimos en copas o cuencos y coronamos con el resto de la nata batida y cebollino picado. Yo no encontré fresco y tuve que utilizar cebolleta desecada.

¿Qué me decís? Rica y súper refrescante...

¡Mil besos, amores, y gracias por estar aquí!
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Ensalada César (y su salsa).

Hoy os traigo una receta de ensalada completa perfecta para estos días de intenso calor.



La receta original no lleva pollo. Pero yo tenia un filete de pechuga pululando por la nevera, y necesitaba salida urgente. También he aprovechado un buen trozo de pan del día anterior para hacer los picatostes.
¡Y la salsa! Qué rica está la salsa.



Esta receta ha salido también del libro Nueva York, las recetas de culto. A estas horas una buena amiga mía ya habrá aterrizado en tierras neoyorkinas, a donde ha ido a trabajar un par de meses y a practicar el idioma. Es la segunda vez que va en este año. Ella fue la culpable de que me comprara este libro. Así la tengo un poquito más cerca.

Bien, pues resulta que aparece la receta de la salsa César. Y yo la he preparado. Es un aderezo rico y que iría muy bien para acompañar pescados. Ahí lo dejo.

Cuando volvió, le pregunté por la comida local. Como el mismo libro indica, no destaca por una excelsa gastronomía, pero tienen algunas recetas dignas de ser probadas. Mi amiga me dijo que las ensaladas, los sandwiches y los cupcakes son los preparados estrella. Y las hamburguesas, por supuesto. Esta ensalada es un buen ejemplo. Y podemos tunearla a nuestro gusto, siempre respetando la base de la lechuga, los picatostes y la estupenda salsa.

Ingredientes (para dos raciones):

-6 hojas de lechuga romana.
-un buen trozo de pechuga de pollo ya cocida y fría (la receta original no la lleva).
-1 cucharada de alcaparras (yo no le puse).
-Parmesano rallado (lo sustituí por el medio huevo duro que me sobró de la ensaladilla, rallado)
-6 rebanadas de pan del día anterior, cortadas en cubitos,  untadas de mantequilla y doradas al horno.

Para la salsa:

-1 yema de huevo.
-1 anchoa en salazón.
-1 diente de ajo grande.
-1 cucharadita de café de mostaza de Dijón.
-90 gr de aceite de girasol.
-1/2 cucharadita de miel.
-1 cucharada de parmesano rallado (yo no le puse).

Para la salsa, machacamos en el mortero el diente de ajo pelado y la anchoa. Reducimos a una pasta. Añadimos el resto de ingredientes menos el aceite y mezclamos bien. Añadimos el aceite poco a poco, emulsionando como si hiciéramos un allioli. Ponemos en un tarro con tapa y dejamos en la nevera.

Para montar la ensalada, ponemos la lechuga troceada, los picatostes, el pollo en dados, cubrimos del queso (o del huevo en mi caso) y de las alcaparras y aliñamos al gusto con la salsa.

Con esta receta participo en el reto de Marisa y de Rosalía, Reciclando sabores.




Espero que os haya gustado.

¡Mil besos y gracias por estar aquí!


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