Hola a tod@s. ¿Cómo vais? Yo aún no me he repuesto de tanto como he visto y hecho.
Os conté que me iba a Andalucía, y que la primera etapa de mi viaje era Córdoba.
Estas han sido mis impresiones. No voy a resaltar espectáculos ni todos los monumentos, ya que a mí no me dio tiempo a más. Sólo diré que tengo que volver para ver todo lo que no he podido visitar.
Día 1.
Nada más entrar en la ciudad, por el fastuoso puente romano, ya deja adivinar el antiguo esplendor que esta ciudad tuvo.
La llegada al hotel fue relativamente sencilla. Como no se puede aparcar en el casco antiguo, dejamos en coche en un parking junto a la jefatura de Policía (1 euro/día), que estaba a un paseo de 15 minutos del hotel. Pero tras atravesar la judería, nos desorientamos un poquito...
... aunque finalmente, no sin preguntar a unos agentes de policía y comprobar que habíamos pasado dos veces por la puerta, encontramos el hotel.
Hotel Posada de Vallina, junto a la mezquita. Un lugar lleno de encanto y de historia. Posiblemente uno de los hoteles más bonitos en los que me he alojado. Sólo os muestro el vestíbulo, pero os invito a que visitéis su web. El lugar tiene historia, y sirvió de alojamiento a los constructores de la Mezquita y al mismísimo Cristobal Colón. Y sí, está comprobado con el estudio de una arqueóloga.
Las habitaciones son pequeñas, pero preciosas. Las instalaciones cuidadísimas y el personal muy atento y amable. Y lo mejor ¡a un precio increíble!
Tras reponer fuerzas y descansar un poquito, nos fuimos a visitar la ciudad moderna. Lo que más me gustó fue el templo romano, junto al cual se ha construido el moderno ayuntamiento.
Y tras ver algunas iglesias y otras construcciones semejantes, que no despertaron mi interés, nos dimos una vueltecita por el centro. Es una ciudad pequeña, tranquila y alegre. Lo único que nos chocó es que los cordobeses se recogen temprano, ya que a las 8 no quedaba apenas gente por las calles. Igual es porque era un lunes ¿¿¿???
Regresamos al hotel y nos cambiamos para cenar. Decidimos ir a un local que tenían una degustación de tapas cordobesas. Lo que más me gustó de todo lo que me sacaron fue ésto:
Soldaditos de pavía y berenjenas rebozadas. Una fritura de bacalao y unas berenjenas con salsa dulzona. Riquísimos y con una fritura muy ligera. Tengo que probar a hacerlos...
Día 2.
Tras desayunar copiosamente en el hotel, nos dirigimos a la Mezquita.
Todo comentario queda pequeño ante esta construcción. Se necesita tiempo y paciencia para verla con detenimiento (y entenderla)...
Estas son las columnas más antiguas de la Mezquita. Tuvo varias ampliaciones, y la más moderna presenta un aspecto más atractivo, pero aquí se ve con detalle la primitiva construcción.
Y desde esta reja, mirad lo que se ve: ¡la puerta de nuestro hotel!
Nos impresionó la catedral, en el centro de la Mezquita, pero sobre todo su fabuloso coro y sus enormes órganos, los más grandes que he visto en mi vida.
Ya fuera de la Mezquita, nos dirigimos a la judería. Precioso barrio, que ha conservado su aspecto antiguo (parece que no hayan pasado por aquí los últimos... ¿200 años?):
Aquí junto a Maimonides, un tío majo... está de portero en la Sinagoga.
Y aquí en el patio del zoco. Todo el barrio es precioso. Un consejo: nadie me advirtió de llevar calzado cómodo. Las callejuelas de la judería son en su mayoría de canto rodado o de adoquines. Me "cagüen" qué daño, por Dios... así que, almas de cántaro, si venís, por favor, llevad calzado cómodo con suelas gruesas.
Nos impresionó el Museo Arqueológico (gratis). Guarda auténticos tesoros y además está construido sobre las ruinas (visibles) del antiguo foro romano.
Tras comer en una taberna junto al hotel, Los Omeyas, nos reponemos con una siesta y de nuevo a la carga. Calles y tiendas, el Guadalquivir y sus gentes, atardecer encantado.
Al atardecer, nos dirigimos hacia la plaza Corredera. Cuando llegamos no había casi nadie, pero al caer la tarde empieza a llenarse de gente y tiene un agradable ambiente universitario. Unas tapitas y cenamos como generales. Y lo que no podía faltar para redondear la noche era una copa en la terraza de moda en la ciudad: Sojo Ribera. Un local junto al Guadalquivir, con terraza, una decoración preciosa y música para no irte de allí hasta el cierre. Muy cool.
Día 3.
Desayuno, check out y rumbo a Sevilla. Antes de abandonar Córdoba quise ir a ver Medina Azahara. El museo (gratis) es de gran interés, con un vídeo recreativo de la forma de vida en la antigua capital califal. Después salía un autobús hacia las ruinas (1'50 euros), que no pudimos tomar por ser avanzada la mañana. Esto quedará para una futura visita.
Hay que venir a ver Córdoba a partir de mayo, para poder contemplar sus patios floridos. Nosotros no pudimos ver ninguno, ya que se encuentran cerrados en estas fechas.
Bien, hasta aquí el primer tramo de mi semana.
Espero que os haya gustado.
¡Abrazos!
que bonita ciudad, yo estuve dos días con mi hija,pero iba de torneo y poco pude ver, pero lo poco que vi tengo pendiente de ir con el marido,qué de sitios bonitos hay para ir sin salir de España y que bien se come! besos
ResponderEliminarCierto. Yo llevo dos años saliendo fuera, pero como España poquitas cosas hay... y encima con lo bien que se come aquí.
EliminarBesos.
preciosas fotos, se nota que lo pasaste bien! un beso!!
ResponderEliminarSí Julia! Córdoba es preciosa.
EliminarUn beso!
Una hermosa ciudad, yo debería haber estado ahí también este fin de semana disfrutando de la boda de unos amigos, pero no ha podido ser, la ciudad es hermosa y aunque no la muy bien pero es divina!!!! que suerte has tenido!!!!
ResponderEliminarLe regalé a mi marido un viaje a Córdoba el año pasado por su cumpleaños. Alucianamos con esta ciudad andaluza. Cada rincón enamora. Sólo espero tener tiempo sufienciente para poder hacer una nueva escapada en un futuro no muy lejano. Besos
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