La última quincena del verano ha sido gris y lluviosa, incluso fresca por las noches. Pero se disiparon las nubes y ha quedado un calor residual que no hay quien lo aguante. De hecho, los mosquitos que no he sufrido excepto una semana en agosto los estoy sufriendo ahora, ¡están rabiosos!
Menos mal que, haciendo limpieza de congelador para dar cabida a nuevos apaños, ha aparecido un bote con puré de calabaza asada. Suelo cocinar las calabazas, utilizo parte de ellas y me gusta tener un botecito en el congelador para esas tardes aburridas de invierno en que estás especialmente motivada a preparar meriendas ricas. Esta vez no ha llegado a tiempo... me entró un bundtcakeantojo.
Ay yo y mi fiebre bundtcakera... de verdad que tengo mil bizcochos en la cabeza, pero siempre aparecen los moldes en mis manos nadie sabe muy bien cómo. Yo creo que me huelen, y por las noches van pactando un cambio de lugar en el armario para que, por la mañana, aparezcan en primer plano cada día uno distinto, para que no me olvide de ninguno de ellos. Estoy convencida de ello. Y lo consiguen.
Hoy me apetecía un bizcocho otoñal, y que hay más otoñal que las calabazas y las especias. Y lo del glaseado, me acordé de mi limoncello casero y pensé que no le iría mal. Y no me he equivocado. La receta no es nada novedosa, la presencia del limón sí que lo es. Y no os he dicho aún lo fragante que es... tendréis que guardarlo a buen recaudo hasta que lo vayáis a consumir, porque huele que no veas. Una delicia.
Un consejo: hacedlo el mismo día que lo vayáis a consumir, o a lo sumo al día siguiente. Esta vez me ha parecido que a los dos días ha perdido mucha jugosidad, y no queremos eso. Claro que si sobra, siempre podemos volver a bañarlo en un glaseado de limoncello...
Va, que sé que no podéis resistiros...
Tiempo: 10 min + 50 min de horneado.
Ingredientes:
- 400 gr de harina de repostería.
- 125 ml de azúcar blanco.
- 125 ml de azúcar moreno o panela.
- 3 huevos L.
- 200 gr de mantequilla en pomada (a temperatura ambiente, muy blanda).
- 150 ml de buttermilk.
- 200 gr de calabaza asada.
- 1 cucharadita de café de canela en polvo.
- 1/2 cucharadita de café de jengibre en polvo.
- 1/4 cucharadita de café de nuez moscada rallada.
- 1 limón pequeño.
- 1 cucharadita de café de levadura química.
- 1/2 cucharadita de café de bicarbonato.
- 1 pizca de sal.
Para el glaseado:
- 50 ml de limoncello.
- azúcar glas.
Preparación:
Todos los ingredientes tienen que estar a temperatura ambiente.
Para preparar el buttemilk añadimos a la leche una cucharadita de vinagre de vino , dejamos reposar unos 10 minutos.
Encendemos el horno a 165ºC. Con una cucharadita de mantequilla, engrasamos el molde insistiendo en todas las cavidades, reservamos.
En un bol, batimos con las varillas eléctricas la mantequilla con el azúcar moreno y el blanco, un par de minutos hasta que blanquee y doble su volumen. Añadimos la ralladura del limón, sólo la parte amarilla, y volvemos a batir. Reservamos.
Batimos en el vaso de la batidora el puré de calabaza, el buttermilk y el zumo de limón. Reservamos.
Cernimos la harina junto a las especias, la levadura, el bicarbonato y la sal. Reservamos.
Mezclamos la mantequilla con el puré de calabaza. Añadimos un huevo y batimos, lo justo para integrar el huevo perfectamente. Añadimos un tercio de la harina y volvemos a integrar. Hacemos lo mismo con los otros dos huevos, alternando con la harina, terminando por el último tercio de la harina y revolvemos muy bien hasta que no quede ningún grumo.
Vertemos en el molde, damos unos golpes en la base para evitar burbujas y llevamos al horno. A partir del minuto 45 vamos comprobando si está cocido pinchando con una brocheta, que ha de salir limpia.
Una vez cocido, colocamos sobre una rejilla. Si es un molde de Nordic Ware, a los 10 minutos volcamos sobre la rejilla para desmoldar. Si es de cualquier otro fabricante, esperaremos pacientemente a que se enfríe del todo antes del desmoldado.
Preparamos el glaseado: En un bol pequeño ponemos el limoncello y vamos añadiendo azúcar glas sin dejar de remover, hasta que quede una glasa blanca y espesa.
Una vez frío, pincelamos el bundt con un poco de limoncello. Vertemos el glaseado encima, y estará listo.
¡Os reto a comer sólo un trozo!
Mabel.
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Mabel yo no sé decir que no a un trozo de bundt de calabaza, aunque para mí por motivos obvios tiene que ser sin ese glaseado ¡ya me llegará el momento!
ResponderEliminarMi padre este año tiene calabazas gigantes, me parece que voy a estar muy monotemática en el blog ja ja ja
¡Besos mil!
No me extraña nada que tus moldes se te pongan en primera fila, así se te va el mono de preparar este maravilloso bundt.
ResponderEliminarSabes que las valencianas morimos por cualquier receta con calabaza.
Espectacular y delicioso seguro.
No te sientas culpable y repite todo lo que quieras.
Muchos besos y a ver si va bajando la temperatura para que puedas hornear más tranquilamente.