Hoy os traigo una confitura deliciosa para combinar con quesos y jamón.
La primera vez que vi este dulce fue en el blog de mi amiga Marisa, Thermofan. Me pareció muy curiosa, y me extrañó no haberla visto antes, ya que resulta que muchos de mis conocidos sí que la habían visto hacer en casa. Supongo que es una de esas recetas, creadas en épocas de necesidad, que con en tiempos de bonanza se van perdiendo. Y no debe ser así: estas recetas nos acercan a nuestras abuelas y nos permiten disfrutar de bocados que suponen un total aprovechamiento de los recursos. Véase sino los paparajotes (pincha aquí si no sabes lo que son), que no hago sencillamente porque no tengo limoneros. O. sin ir más lejos, mi sopa de hojas de rábano (aquí). Y eso sólo por citar algún ejemplo.
Las sandías van ligadas a nuestra más tierna infancia. No recuerdo un verano sin devorarlas día sí y día también. Eran y son el postre por excelencia en días de paellas familiares en verano, y sobre todo en días de barbacoa familiar, (lo que en Valencia llamamos ir de torrà). Sandia y melón, para que los comensales elijan.
También me vienen a la memoria los fanalets (aquí), que eran unos faroles que se hacían con la cáscara entera de la sandía, lo que requería destreza por parte de quien lo elaborase, para poder vaciar de pulpa la fruta dejando la cáscara más o menos intacta. Después se practicaban unas muescas, a gusto del escultor, y se ponía una vela en su interior. Una noche de verano, variable según los pueblos o zonas de veraneo, se hacía una fiesta y cada niño llevaba su fanalet. Yo debía ser muy pequeña. porque apenas lo recuerdo. Qué pena que estas bonitas costumbres se hayan perdido.
La sandía lleva gran parte de agua en su composición, con lo que resulta muy ligera y, tomada bien fría, es muy refrescante. O simplemente batida, a modo de refresco. O en polos, que resultan muy atractivos para los peques. Vamos, que no sé cómo no tengo más recetas con sandía, ya que tengo muy a mano. Vamos a intentar remediar ese entuerto con esta primera receta.
Yo la he combinado con queso de cabra, y en combinación con ese ramito de albahaca, estos bocados son una delicia. Y mi receta lleva poco azúcar, ya que la quiero usar tanto para dulce como para salado. Aún así, ha quedado con un grado de dulzor muy rico y un toque ácido por la lima. Vale la pena probarla.
Las cantidades son variables; yo puse la cáscara de una sandía de 5 kg y me ha salido confitura para un regimiento... 6 botes y tres de ellos de 1 kg. Podéis hacer la mitad, reduciendo el resto de ingredientes. La elaboración no puede ser más sencilla.
Tiempo: 1 hora de cocción, 20 min para el esterilizado. 1 noche de reposo.
Ingredientes:
-la cáscara de 1 sandía mediana, desprovista de la parte verde y con un cm de pulpa.
-1 tercio del peso de la cáscara de azúcar moreno.
-2 limas pequeñas.
Primero, pelamos bien la cáscara para quitarle todo lo verde con la ayuda de un pelador de patatas. Tendremos cuidado, ya que está dura y es fácil cortarse. La depositamos, cortada en trozos de unos 3 cm máximo, en un bol capaz. La cubrimos con el azúcar y con las limas, bien lavadas y cortadas en trocitos muy pequeños con cáscara incluida. Dejamos reposar unas tres o cuatro horas.
Pasado este tiempo, la fruta habrá soltado mucho líquido. Ponemos todo el contenido en una olla grande y llevamos a ebullición. Tenemos cociendo, a fuego medio, una hora removiendo de ven en cuando. Cuando lleve unos veinte minutos, pasamos la minipimer con cuidado,ya que las salpicaduras pueden producir quemaduras. A mi me gusta que queden tropezones, incluso dejo trozos de lima entera.
Mientras esterilizamos los botes a utilizar, hirviéndolos junto a sus tapas viente minutos.
Pasada la hora, llenamos los botes hasta el borde y los cerramos bien, con ayuda de un paño para no quemarse. Los dejamos enfriar boca abajo.
Una vez fríos, los esterilizamos poniéndolos en una olla, con un paño en el fondo para evitar que se rompan los frascos al hervir, bien llena de agua. Los tenemos hirviendo veinte minutos. Sacamos, dejamos enfriar y etiquetamos.
Al pasar unos días, la confitura estará más rica.
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Hola Mabel. En el momento que he visto en mi blog tu entrada, he corrido a verla. Este dulce forma parte de mis recuerdos familiares, pero nunca, hasta que lo publiqué, lo había vuelto a probar. Cuesta un poco que cuaje y más, sin azúcar, pero es un reciclaje de lujo. Cuando tiro corteza, hasta me sabe mal.Tu combinación con lima me gusta mucho. Las fotos muy chulas.
ResponderEliminarBesos.