Si algo me gusta a mí es una buena quiché para cenar.
La quiché es un plato de lo más socorrido, pues admiten casi cualquier tipo de relleno. Otro día os enseñaré la Lorraine, la quiché por excelencia. Pero la que hoy nos ocupa no desmerece en absoluto. Es más, está igual o más buena si cabe.
La idea rondaba porque habían unas espinacas que habían quedado de la cena rondando por la nevera. Me di cuenta de que no tengo ninguna receta con espinacas, creo, ¡con lo que me gustan!
Además tenía en la nevera una masa brisa fresca del Lidl, y había que probarla. La verdad es que está muy rica y es muy barata. No es demasiado quebradiza y es muy crujiente cuando aún está caliente. Totalmente recomendable.
No le he puesto nata para reducir el número de calorías. He utilizado leche semidesnatada y el resultado es igual de bueno. Además las espinacas no estaban fritas sino cocidas, aunque valen las dos igual.
¡Y al día siguiente está igual de buena, tanto fría como caliente!
Con esta receta participo en el reto de Marisa y Rosalía, Reciclando Sabores:
Tiempo: 15 min. más 45 min. de horneado.
Ingredientes (para cuatro raciones):
-una lámina de masa brisa, fresca o descongelada.
-un puñado de espinacas cocinadas y frías.
-2 huevos L.
-150 cc de leche semidesnatada.
-dos puñados de mozzarela rallada.
-un puñado de anacardos, troceados.
-pimienta negra recién molida, sal.
Primero sacamos la masa de la nevera y dejamos atemperar unos 15 min, si es fresca. Si es descongelada necesitará una media hora para estar manejable y que no se rompa al manipularla.
Mientras, encendemos el horno a 200ºC.
En un bol ponemos todos los ingredientes menos el queso y los anacardos. Yo meto un poco la minipimer para deshacer bien las espinacas, aunque esto es opcional, ya que al trocear la quiché una vez cocinada no encontramos filamentos de la verdura si la trituramos.
Añadimos el queso y los anacardos.
Colocamos la masa sobre el molde sin quitar el papel (la fresca lo lleva, la congelada no lo sé), y acomodamos bien la masa en el fondo. Recortamos el sobrante tanto de masa como de papel. (Yo, cuando está la quiché en el horno, hago una bola con los recortes de masa, la extiendo en una hoja de papel de hornear y la enrollo. La meto en el congelador y me da para una tartita pequeña).
Vertemos la mezcla de huevos en el molde forrado con la masa. Llevamos al horno durante 45 min, más o menos, o hasta que esté totalmente cuajado.
Dejamos atemperar y sacamos del molde y retiramos el papel. Voilá.
Rico es poco...
¡Mil besos y gracias por estar aquí!
Me encanta la quiche y si es así de light, mucho más. Una buena receta de Reciclaje que recibimos con todo el cariño, al igual que tú nos la regalas. Muchos besos
ResponderEliminarHola Mabel.
ResponderEliminarPrimero darte las gracias por acordarte de nuestro proyecto a la hora de reciclar alimentos.
Desde luego el color de la quiche es espectacular y llena de viraminas. A mi me ha encantado, será porque me gustan mucho las espinacas.
bss
con anacardos!! ayyy que buena idea niña. me encanta. besotes!!
ResponderEliminarQue delicia de quiche! un beso!
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