Platos fríos

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Helados y polos

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Bundt cakes

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MERMELADA DE FRESA.


Si hay una mermelada por excelencia, ésa es la de fresa.




Soy una entusiasta de las mermeladas caseras. Aunque no tengo demasiadas recetas en el blog, lo cierto es que hago siempre que puedo. Son la mejor manera de aprovechar fruta a punto de irse, o simplemente para degustar un bocado exquisito, como pasa con la de higos, pendiente de publicarse (en cuanto vea por el mercado, os la hago, lo prometo).

Pues bien. Como tantas otras veces, compré un basket de fresas en el mercado. Me salieron muy baratas, y claro, muy frescas no eran. De modo que, tras consumir dos días las fresas en un estado más o menos aceptable, tuve que dar salida al kilo largo de fruta que me quedaba, insulso y estropeado.

Así que, limpié bien la fruta una por una, eliminando las partes maduras y/o oscuras, y me puse a hacer mi mermelada favorita de la temporada.

Os aconsejo comprar buena cantidad si queréis hacerla, ya que de una sola vez os saldrán varios botes. A mí me salieron casi tres, lo cual siendo para mi sola no está mal. Pero me gusta guardar alguno para más adelante, aunque eso es casi siempre una quimera...



INGREDIENTES:

-fresas, troceadas, bien limpias y sin rabos.
-azúcar.
-una rama de canela.

La noche de antes, medimos la cantidad de fresas a base de tazones. Las colocamos en un bol y le ponemos la mitad de volumen de azúcar (es decir, si tenemos tres tazones de fresas, ponemos uno y medio de azúcar, sea cual sea el tamaño del tazón). Añadimos una rama de canela y lo dejamos macerar, bien tapado, toda la noche. Yo lo suelo dejar en la nevera.



Al día siguiente se habrá licuado el azúcar.


Ponemos la mezcla en una olla de fondo grueso. Dejamos hervir hasta que salga espuma. Bajamos el fuego al mínimo y lo dejamos unos treinta minutos, o hasta que la textura sea la de nuestro agrado.

Yo de vez en cuando le doy un toque de minipimer a mitad de cocción, para que quede deshecho pero con algún tropezón. Si no os gustan los trozos en la mermelada, lo batís bien al principo y ya está.

Cuando esté cocida, retiramos la rama de canela y vertemos en tarros de cristal, que tendremos previamente esterilizados con sus tapas, y llenamos hasta el borde. Tapamos fuerte en caliente y dejamos reposar boca abajo hasta que se enfríen.

Esta mermelada, por su alto contenido en azúcar, no necesita esterilización.

La rama de canela le aporta un toque especiado riquísimo. Si la vais a guardar, no olvidéis etiquetar y fechar cada bote.




¡Llevo un mes desayunando todos los días tostadas con mermelada y mantequilla! ¿Puede haber mayor placer por las mañanas?




¡Espero que si la hacéis, me lo contéis!

Abrazos mabeleros.

1 comentario

  1. Desde ahora te sigo y te visitare cada vez que tenga un ratito. Tienes un blog y unas recetas que puedo aprender mucho con ellas. Besos

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