La crema de champiñones creo que me ha acompañado desde mi más tierna infancia. ¿Quien no ha comido repetidas veces aquella sopa de sobre que comercializaban sólo dos conocidas marcas, (y que hoy cualquier marca blanca fabrica), y de las cuales tan sólo había dos variedades (la de champiñones y la de espárragos)?
A nuestras abuelas les gustaban mucho este tipo de preparados, a saber: eran rápidas, fáciles de preparar y encima estaban aceptablemente buenas. Yo recuerdo, además, aderezar mi sopa casi siempre con algún queso: desde taquitos de queso de bola (a la sazón traído de algún viajecito a Andorra, que por aquí no había), una buena cucharada de Philadelphia, o alguna punta de manchego rallado. Eso sí, quesera he sido siempre, y mucho.
Hoy día disfrutamos de tantos ingredientes y de tanta variedad de alimentos que considero una herejía comprar cremas de sobre. Yo desde luego no. Además están saturadas de sodio y de otra buena parte de ingredientes que yo no puedo distinguir, y queridas mías, cada vez soy más exigente en cuanto a lo que me llevo a la boca.
Así que mi crema favorita de la infancia estaba en pendientes. Pero ya lo tengo solucionado, además la he aderezado con un topping la mar de sabroso, aunque podríamos dejarlo simplemente en unos taquitos de pan tostado, con o sin las nueces. Eso es lo de menos, lo importante es encontrar ese punto crujiente a la hora de degustar la crema. Y la leche de avellanas tiene un punto de sabor a fruto seco que le va divinamente a la crema, pero podéis sustituirla por cualquier otra leche, sea vegetal o no.
El queso es opcional, pero le aporta un extra de sabor. Yo, como he dicho siempre, soy una especie de ratoncillo y me vuelve loca el queso, pese al gran malestar que esto ocasiona a mi costilla, jijiji.
Tiempo: 20 minutos.
Ingredientes (para dos personas):
-4 champiñones gorditos, bien limpios y con sus tallos.
-1 patata pequeña.
-1 trozo de puerro, la parte blanca (unos 6 cm).
-1 cucharada de harina de centeno (puede ser de trigo o de la que queráis).
-1/4 litro de leche de avellanas.
-1/2 litro de agua.
-AOVE y sal.
-Opcional: dos lonchas de queso para fundir tipo tranchetes.
Para el topping:
-1 cucharada de nueces troceadas.
-1 cucharada de gomasio (sésamo tostado y molido).
-1 cucharadita de semillas de amapola.
En una cazuela, ponemos un chorro de AOVE. Picamos el puerro en tiritas y los champiñones en láminas, y los ponemos a sofreír en el aceite unos minutos. Cuando esté trasparente el puerro, añadimos la cucharada de harina y dejamos sofreír a fuego muy bajo sin dejar de remover un minuto.
Añadimos la leche y el agua y llevamos a ebullición. Añadimos la patata cortada muy pequeñita, y tenemos hirviendo cinco minutos.
Mientras, majamos en el mortero los ingredientes del topping hasta dejarlo bien menudo. Reservamos.
Pasado este tiempo, metemos el brazo de la minipimer y trituramos la crema muy fina. Volvemos a llevar a ebullición y dejamos cocer cinco minutos más. En el último momento añadimos las lonchas de queso y dejamos deshacer sin parar de remover la crema.
Servimos aderezada con el topping.
A mi esta receta me transporta literalmente a mi infancia...
Mil besos, Mabel.
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