Platos fríos

Platos fríos
Platos fríos

Helados y polos

Helados y polos
Helados y polos

Bundt cakes

Bundt cakes
Bundt cakes

Mousse de Tomate Valenciano.

Como podéis ver, no sólo de dulces vive el hombre, ni yo tampoco. ¿Cuánto hacía que no os mostraba una receta con mis tomates valencianos?



Lo sé, una eternidad. La explicación no es otra que yo apenas los pruebo, si no es muy maduros y en forma de salmorejo o acompañando un arroz en forma de sofrito. Hasta que el otro día, buscando recetas imaginativas con tomate, encontré esta. Ideal para días de intenso calor, aún podemos degustarla. Y digo para días de calor, porque la gelatina en salado yo si no hace calor no la soporto. En cambio, si el tiempo acompaña me parece todo un manjar.



Como caldo de verduras os recomiendo aprovechar el de hacer hervido. Tiene el sabor ideal, suave sin enmascarar el sabor del tomate. En todo caso, una receta diferente y muy rica.



Tiempo: 20 min + 3 horas de enfriado.

Ingredientes (para 4 raciones):

-1/2 litro de caldo de verduras.
-300 ml de dados de tomate valenciano, pelado y despepitado.
-75 ml de nata.
-1 sobre de gelatina neutra.
-1 chorrito de tabasco.
-1 cucharada sopera de tomate frito.
-1 cucharadita de albahaca troceada.
-sal al gusto.
-1 huevo duro rallado para acompañar.
-aove.

Primero, ponemos en la batidora el tomate, la nata y los aliños y trituramos muy bien.

Preparamos la gelatina con el caldo según las instrucciones del fabricante. Una vez hecha, añadimos la mezcla al puré de tomate. Repartimos en los envases individuales y llevamos a la nevera. Dejamos reposar al menos tres horas.

Para desmoldar, sumergimos la base en un recipiente con agua caliente un minuto. Volcamos y servimos cubierto de huevo rallado y un chorro de buen aove.

Una receta distinta y refrescante, perfecta como entrante de una comida de fiesta.

Mabel.


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Cheesecake de Ricotta y Moras con base de Avellanas.

No hay nada más bonito que el campo después de la lluvia. Me encanta el olor que desprende la tierra, y la humedad en las hojas de las plantas. Es como tomar una bebida isotónica después de hacer ejercicio.



Hoy he ido a coger tomates y ha empezado a llover justo antes de acabar. Lo justo para mojarnos ligeramente, pero suficiente para sentir la humedad refrescando la mañana. Tras un día soporífero como el de ayer, la lluvia nos ha dado un respiro. Además seguro que ayuda a que sigan engordando las moras que tenemos junto al huerto, y así mis sobrinos pueden coger más y yo preparar más mermelada como la del otro día. Y, sobre todo, podré preparar delicias como la que os traigo hoy.



Sabéis que a mi costilla no le gusta el queso, pero sí al resto de la prole. Y a los habitantes del #pisodearriba les he subido esta mañana esta tarta, pequeña pero matona, elaborada con requesón (ricotta en otras latitudes), yogur griego y avellanas molidas en la base. El requesón o ricotta lo he utilizado con sal, lo cual hace que se intensifique el sabor de este postre. Me ha faltado ponerle más ralladura de limón, ya que sólo tenía medio y rallarlo sin estar entero es harto difícil. De cualquier forma, esta tarta os encantará si sois amantes de los sabores intensos. Sólo deciros que es necesario que repose un día en la nevera, y tomarla bien fría.



 Por cierto, la receta es una adaptación de ésta.

Con esta receta aprovecho y participo en el reto de Pilar Color y Sabor de Temporada.



Ingredientes (para un molde de 20-22 cm):

-125 gr de galletas, yo he usado las Creme Tropical de Gullón.
-125 gr de avellanas.
-125 gr de mantequilla a temperatura ambiente.
-250 gr de requesón (ricotta) con sal, yo de Granja Rinya.
-250 gr de yogur griego sin azucarar.
-125 ml de nata para montar.
-el zumo de medio limón y su ralladura.
-3 huevos L.
-1 taza (250 ml) de azúcar glas.
-confitura de moras para la cobertura, al gusto.

Encendemos el horno a 150º.

Primero, mezclamos las galletas y las avellanas muy bien trituradas con la mantequilla hasta que quede una masa compacta. Forramos el fondo de un molde desmontable de 20-22 cm y llevamos a la nevera.

Mientras, en un bol mezclamos el requesón, el yogur, la nata, el limón, el azúcar glas y los huevos y batimos muy bien. Yo lo hago con la batidora eléctrica para que no queden grumos de requesón (ricotta).

Sacamos la base de la nevera y vertemos, con mucho cuidado, la mezcla anterior encima. La base tiene que estar muy firme y fría, de lo contrario se disolverá al verter la mezcla líquida. Llevamos al horno hasta que se cuaje. Cada horno es un mundo, a mi me tardó 1 hora (en la receta original decía 40 min.). Mi consejo es que una vez pasados 45 min, vayáis comprobando que el centro está cuajado pinchando con una brocheta, que ha de salir limpia.

Sacamos y dejamos templar. Vertemos la confitura por encima al gusto. Yo le puse además unas moras enteras congeladas.  Llevamos a la nevera hasta el día siguiente.

Podéis cambiar la confitura por otra de bayas, como una de frambuesa o de arándanos. Estará igual de deliciosa.

¡Disfrutad!
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Confitura de Moras.

Si hay una fruta que me recuerde mis veranos infantiles, ésa es la mora. ¿Quien no ha llegado a casa desollado después de buscar moras en los bordes de los caminos? Bueno, eso quienes tenemos la suerte de veranear en el campo de pequeños.



Como los habitantes del #pisodearriba. La otra tarde, me llaman a la puerta (tras haber estado cosechando tomates, así que muchas ganas de guasa no tenía yo, que digamos) y me aparecen con unos dos kilos de moras recién cogidas. Y me espetan: Son para que nos hagas algo con ellas. Pero la tía está saturada y sin apenas tiempo, y les contesté que con tal cantidad de fruta lo único que podía hacerles es una mermelada.



Trato hecho. Tuve que esperar al viernes para ponerme a ello por falta de tiempo, pero aquí está. Ya tengo una mermelada de moras en el blog, pero esta vez he decidido hacerla compota. No he colado la fruta, porque este año las moras son especialmente jugosas y las pepitas no resultan tan molestas. Y también, por que no, porque no tenía ganas de trabajar tanto. Lo único que os puedo decir es que está deliciosa, y las especias que he utilizado le van de maravilla. Os dejo la receta.

Ingredientes (para cuatro tarros):

-2 kg de moras, más o menos.
-1 vaso de azúcar moreno por cada 3 vasos de fruta.
-1 cucharada de extracto de vainilla.
-1/2 cucharada de jengibre en polvo, o rallado y es fresco.
-1 rama de canela.

Primero, medimos el azúcar. Como yo no uso báscula, mido la fruta en vasos de agua y pongo uno de azúcar por cada tres de fruta, En este caso, eran 9 de fruta y 3 de azúcar. Ponemos todos los ingredientes en un bol capaz y dejamos reposar, tapado, hasta el día siguiente a temperatura ambiente.

Tras 24 horas de maceración, vertemos la mezcla en una cacerola baja de fondo grueso y lo ponemos a fuego medio-bajo durante una hora. 

Mientras, esterilizamos los tarros y sus tapas.

Cuando está a mitad de cocción, vamos deshaciendo ligeramente la fruta con una espumadera. Yo la he dejado a trozos grandes. 

Una vez hecha, vertemos en los tarros y cerramos bien. Los dejamos enfriar boca abajo, para comprobar si hay fugas. Una vez fríos, los esterilizamos, bien cubiertos de agua, hirviéndolos 15 minutos.

Etiquetamos y guardamos. O la regalamos. O la devoramos a cucharadas.

¡No os perdáis la próxima entrada!

Mabel.

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Galletas de Avena.

No estaba muerta, estaba de parranda...



¡Ojala! Ni muerta ni de parranda, sino currando que es lo que me toca en verano. Mis tomates están en plena esfervescencia y necesitan todo el tiempo posible. Este verano, por fortuna, está siendo más benévolo que el anterior. Hace calor, sí, pero es más soportable. Tanto, que ayer me regalaron un racimo de preciosos plátanos de Canarias, bastante maduros, y decidí hacer esta receta que tenía en pendientes. El resto, lo regalé a los habitantes de #elpisodearriba, que son bastantes y de buen saque.



Estas galletas son sanas, energéticas y deliciosas. La receta, de mi último libro Las Delicias de Ella. Un libro lleno de propuestas vegetarianas, sin huevos, lácteos ni gluten en su mayoría. Ya les había echado el ojo a estas galletas, pero me acabé de convencer al verlas en este libro.



No quedan crujientes. Tienen que salir muy finas para que queden algo secas, pero son deliciosas y muy saciantes. Perfectas como tentempié a media mañana o en el desayuno.

Tiempo: 60 min.

Ingredientes (para unas 14 galletas, según tamaño):

-3 plátanos grandes maduros.
-4 cucharadas soperas de aceite de coco.
-3 cucharadas soperas de miel.
-1 y 1/2 tazas de copos de avena integral.
-1/2 cucharadita de café de canela molida.

Encendemos el horno a 200º.

-En un bol, machacamos los plátanos hasta reducirlos a puré. Añadimos el resto de ingredientes, y mezclamos perfectamente.

-En una bandeja de horno cubierta con papel apto, depositamos cucharadas de la masa, dejándolas con un espesor de medio centímetro. Yo las tuve que hacer en dos tandas.

-Horneamos por espacio de 25 minutos, más o menos, o hasta que se doren por los bordes.

-Sacamos y dejamos enfriar sobre una rejilla. Estarán tiernas aún, pero se secarán con el enfriado.

Se conservan varios días en un recipiente hermético.

¡Nos vemos pronto! Mis sobrinos reclaman nuevos dulces...

Mabel.


3

Chutney de Melón.

Esto es lo que pasa cuando te regalan un melón delicioso pero demasiado grande para dos personas, que sobra la mitad. Y, o bien lo regalas o bien lo reciclas, ¿os suena?



Pues sí, esta es mi propuesta para este mes en el reto Reciclando Sabores. Una salsa agridulce de melón que, lejos de ser una mermelada como pareciera a simple vista, enriquecerá cualquier filete a la plancha (es ideal para el pollo) con su sabor afrutado y especiado. Los chutneys son unas salsas de origen indio que combinan fruta, verdura, especias y casi siempre vinagre, lo que hace necesario un tiempo de reposo, pasado el cual la salsa "madura", pierde la acidez y los azúcares se han disuelto con el resto de ingredientes, dando como resultado un producto lleno de matices.



Es cierto que para nosotros resultan difíciles de combinar, de hecho preparé hace tiempo este chutney de tomates, y no terminé de encontrarle un acompañante que me agradara. No sucede ésto con el chutney que hoy os enseño, ya que su sabor es mucho más suave, y combina con cerdo y pollo. Pero la idea que tuve esta mañana, supera cualquier otra cosa: una tostada con brie, chutney de melón y un huevo revuelto: deliciosa.



Bueno, volviendo al origen de este reciclaje, resulta que tenía medio melón (como un kilo de pulpa) marchitándose en la nevera. Pensé lo primero en hacer mermelada, claro está. Pero como me habían regalado unas cebollas frescas y dulces, me vino la idea a la cabeza y no paré hasta encontrar una combinación que me gustase. Incluso las especias quedan tan tenues que no las notaréis. Yo la he abierto a los quince días (se me pasaba la fecha para publicar), pero ha de estar un mes macerando, yo aún le he notado aroma a vinagre, aunque de sabor había perdido ya toda acidez.



He utilizado la olla rápida, con lo que está preparado en un periquete y además ahorramos en energía y calores extras. He vuelto a reencontrarme con este artilugio tan práctico, que no sé porqué lo tenía absolutamente abandonado.

Ingredientes (para unos 5 botes de 240 ml):

-1 kg aprox. de pulpa de melón muy maduro, cortada en cuadraditos de 1 cm.
-1 manzana, pelada y cortada en cuadraditos de 1 cm.
-1 cebolla grande o dos pequeñas, cortada en cuadraditos de 1 cm.
-1 taza de azúcar moreno (250 ml).
-1/2 taza de vinagre de vino (125 ml).
-el zumo de 1 lima (o limón, en su defecto).
-1/2 cucharadita de café de jengibre en polvo.
-1/2 cucharadita de café de canela (Especias Antonio Catalá).

-Ponemos todos los ingredientes en un recipiente capaz y dejamos macerar al menos 6 horas. Lo ideal es dejarlo de un día para otro.
-Vertemos en la olla rápida, posición 1, Cuando empiece a silbar, bajamos el fuego al mínimo y dejamos 10 minutos. Mientras, esterilizamos los frascos y las tapas.
-Una vez abierta la olla, tenemos unos minutos destapado a fuego vivo para espesar la mezcla.
-Vertemos en los tarros, cerramos fuertemente y dejamos enfriar boca abajo.
-Volvemos a esterilizar, esta vez los tarros ya llenos y fríos, hirviéndolos unos 10 minutos en una olla con un paño en el fondo, para evitar roturas. Volvemos a poner boca abajo para que enfríen de nuevo.
-Etiquetamos y empezamos a consumir pasado un mes.

Os aviso que estoy de reformas. Tal vez no vuelva a publicar hasta el próximo mes, es que tengo la casa patas arriba, pero es que necesitaba renovar mi espacio. Ya queda menos.

¡Besos!
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