El desayuno es el momento más importante del día. Este mantra hay que grabárselo a fuego, ahí, bien dentro. Si no desayunas bien, no estarás en condiciones de afrontar nada. El cuerpo ha pasado entre 6-10 horas (depende de lo madrugadores que seamos, claro), sin ingerir alimento, así que es bastante coherente proporcionarle colaciones de calidad, ¿no creéis?
Vamos, al menos es así como me funciona a mi. Sé que a mucha gente no le "entra" comida sólida recién levantados. Pero yo, no me siento identificada en absoluto.
Si tuviera tiempo y un metabolismo como cuando tenía veinte años, seria capaz de desayunar un pincho de tortilla de patatas y dos buenas rebanadas de jamón a la catalana (por cierto, es algo que sigo haciendo cuando voy de viaje). Como lo cuento. Pero, además de la edad, tengo algo más de contención, y he educado mi cuerpo a recibir su ración de avena por las mañanas. De vez en cuando, hago un lapsus y me tomo unas tostadas, o bien una ración de buen bizcocho casero. Pero eso sólo de forma puntual.
La granola me vuelve loca, y evito tener en casa porque no paro hasta que veo el fondo del bote. Pero de vez en cuando, un capricho no hace daño. Ya hice mi versión de granola de avena
aquí, y quedo deliciosa. Pero tenía ganas de probarla con quinoa, algo que había visto por algún blog, y encontré una versión que me convenció.
Conocía a Chloé por su artículo mensual en la revista Cuerpomente, que compo alguna vez que otra. Conocía sus recetas saludables, por eso no me extrañó encontrar
esta versión en su blog. Yo me he guiado por la receta, pero he cambiado casi todo. Le he añadido avena, he eliminado los frutos secos y los he sustituido por frutas desecadas, y he añadido ralladura de naranja fresca. Da igual lo que le metas, porque la textura de la quinoa horneada es deliciosa. Super crujiente y con el toque de la canela. un disfrute. No hace falta que os diga cómo huele mientras se hornea, ¿verdad?
Yo la veo sobre el yogur fresquito ahora que viene el buen tiempo, como topping de un helado o bien de una mousse de chocolate, y sobre todo a bocados como un rico snack. Creo que la quinoa a partir de ahora, cobra nueva vida en mi cocina.
Tiempo: 30 min.
Ingredientes (para un bote grande):
- 3/4 taza de quinoa, bien lavada y escurrida.
- 1/2 taza de avena.
- 1/2 taza de mix de frutas secas (este lleva piña, mango, papaya, pasas).
- 1/4 taza de semillas de lino.
- 1/4 taza de pipas de calabaza.
- la ralladura de 1 naranja pequeña, sin la parte blanca.
- 1/4 taza de sirope de ágave.
- 2 cucharadas soperas de aceite de coco.
- 2 cucharaditas de café de canela en polvo.
Preparación:
Encendemos el horno a 180º.
En un bol grande, echamos la quinoa, la fruta desecada y cortada pequeñita si está en trozos grandes, las pipas de girasol, las semillas de lino, la avena y la ralladura de la naranja.
En un recipiente pequeño ponemos el sirope de ágave, el aceite de coco y la canela. Lo calentamos unos segundos en el microondas, que quede líquido y tibio.
Vertemos sobre la mezcla, y damos vueltas con una espátula de silicona, de modo que quede todo bien impregnado con el jarabe resultante.
En una fuente de horno cubierta con papel sulfurizado, vertemos la mezcla, esparciéndola bien y dejándola más o menos del mismo grosor.
Hornear 25 min. A mitad de cocción, damos unas vueltas a la mezcla, para que se seque de forma igualada.
Al salir del horno quedará humedad, pero al enfriarse se secará completamente y quedará super crujiente.
Una vez fría, la envasamos y guardamos.
¡Disfrutad!
Mabel.