Hoy os traigo una recetita fácil y sabrosa.
¿Os acordáis del cardámomo que me regaló mi AIG este año? Pues ya he empezado a experimentar con él. Y esta receta, además de fácil, está deliciosa.
Los filetes de pechuga se prestan muy bien a esta preparación ya que se cocinan enseguida. Y la mezcla agridulce lo hace muy apetecible. Además aún tenemos naranjas de cosecha propia, y hay que empezar a darles salida.
He de reconocer que la guarnición de basmati no es precisamente la favorita en casa. Pero con unas patatas fritas o unas verduras salteadas estará igual o más rico si cabe. No hay excusa para no prepararlo... si encontráis cardámomo, que a mi me ha costado (casi) una vida...
El aroma de esta especia es sorprendentemente cítrico. Yo me lo imaginaba intenso, como el clavo, pero nada más lejos de la realidad. Eso sí, hay que pulverizar muy bien los granos, ya que si te encuentras un trocito en el paladar puede ser muy, muy molesto.
Con esta aromática receta me despido de vosotros hasta el nuevo año, y aprovecho para desearos una Feliz Navidad, aunque sea con algo de retraso.
Preparación: 20 min.
Ingredientes (2 personas):
-250 gr de pechuga de pollo, cortada en dados.
-2 naranjas, exprimidas.
-2 semillas de cardámomo.
-1 cuchara sopera de maicena.
-1/2 cuchara sopera de azúcar (yo usé blanco, pero el moreno le dará color a la salsa).
-1 cuchara sopera de salsa de soja.
-2 cucharas soperas de miel.
-un chorro de AOVE.
-arroz basmati cocido, para acompañar.
Primero molemos en el mortero el cardámomo junto a la maicena y el azúcar, reducimos a polvo. Reservamos.
Ponemos en una sartén honda un chorro de AOVE. Salteamos el pollo hasta que esté ligeramente dorado. Añadimos el contenido del mortero y damos unas vueltas. Vertemos el zumo, la soja y la miel y dejamos a fuego muy lento hasta que empiece a caramelizar (unos 5 minutos). Retiramos.
Servimos inmediatamente sobre un lecho de arroz basmati. O acompañado de la guarnición que más nos guste...
Lo dicho. Felices Fiestas y nos vemos el año que viene.
¡Besos!
Mabel.
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¿Os acordáis del cardámomo que me regaló mi AIG este año? Pues ya he empezado a experimentar con él. Y esta receta, además de fácil, está deliciosa.
Los filetes de pechuga se prestan muy bien a esta preparación ya que se cocinan enseguida. Y la mezcla agridulce lo hace muy apetecible. Además aún tenemos naranjas de cosecha propia, y hay que empezar a darles salida.
He de reconocer que la guarnición de basmati no es precisamente la favorita en casa. Pero con unas patatas fritas o unas verduras salteadas estará igual o más rico si cabe. No hay excusa para no prepararlo... si encontráis cardámomo, que a mi me ha costado (casi) una vida...
El aroma de esta especia es sorprendentemente cítrico. Yo me lo imaginaba intenso, como el clavo, pero nada más lejos de la realidad. Eso sí, hay que pulverizar muy bien los granos, ya que si te encuentras un trocito en el paladar puede ser muy, muy molesto.
Con esta aromática receta me despido de vosotros hasta el nuevo año, y aprovecho para desearos una Feliz Navidad, aunque sea con algo de retraso.
Preparación: 20 min.
Ingredientes (2 personas):
-250 gr de pechuga de pollo, cortada en dados.
-2 naranjas, exprimidas.
-2 semillas de cardámomo.
-1 cuchara sopera de maicena.
-1/2 cuchara sopera de azúcar (yo usé blanco, pero el moreno le dará color a la salsa).
-1 cuchara sopera de salsa de soja.
-2 cucharas soperas de miel.
-un chorro de AOVE.
-arroz basmati cocido, para acompañar.
Primero molemos en el mortero el cardámomo junto a la maicena y el azúcar, reducimos a polvo. Reservamos.
Ponemos en una sartén honda un chorro de AOVE. Salteamos el pollo hasta que esté ligeramente dorado. Añadimos el contenido del mortero y damos unas vueltas. Vertemos el zumo, la soja y la miel y dejamos a fuego muy lento hasta que empiece a caramelizar (unos 5 minutos). Retiramos.
Servimos inmediatamente sobre un lecho de arroz basmati. O acompañado de la guarnición que más nos guste...
Lo dicho. Felices Fiestas y nos vemos el año que viene.
¡Besos!
Mabel.