Hola a tod@s.
A finales de agosto, y durante todo el mes de septiembre, es costumbre ir al campo a recoger moras. Al menos por la zona en la que vivía de pequeña. Ahora estoy tan acostumbrada a pasar por los zarzales que apenas me fijo en ellas.
Nunca me han gustado las moras. Las cogía porque era divertido, aunque acabáramos llenas de arañazos y pinchazos. Y siempre había algun@ espabilad@ que acababa comiéndoselas... Sin embargo la mermelada es una de mis pasiones. Por su color y su aroma. Y por su sabor exquisito. Sólo hay una pega: que tienen infinidad de pepitas muy antipáticas. Esto lo he solucionado de manera muy fácil.
Las moras son ricas en vitamina C, vitamina A, potasio y fibra. Están llenas de antioxidantes y sustancias buenas para el organismo. El resultado bien vale una tarde de arañazos:
Cunden muy poquito, pero qué poquito. Una mermelada digna de los mejores gourmets.
MERMELADA DE MORAS.
Ingredientes:
-moras (yo utilicé 500 gr).
-azúcar (más o menos la misma cantidad).
-cáscara de limón.
-un trocito de canela.
-una punta de cuchillo de vainilla.
Primero ponemos las moras muy bien lavadas en el vaso de la batidora, añadiendo 1/4 del mismo volumen de agua. Trituramos a conciencia.
El puré resultante lo pasamos por el chino directamente a la olla que vayamos a utilizar. Yo, que soy muy rudimentaria, me apañé con un colador y la mano del mortero. Poco a poco lo vamos colando y echando en la olla.
Una vez colado todo el puré, añadimos el azúcar y los aromas. Ponemos a fuego lento hasta que tome la consistencia de mermelada, removiendo de vez en cuando con una cuchara de madera.
Ahora disfrutad de los aromas, ¡se pierden después!
Una vez espesado y templado, vertemos en tarros previamente esterilizados. Para ello los habremos puesto a hervir unos 10 minutos.
Cerramos bien los botes y los esterilizamos 20 minutos más en una olla con el fondo cubierto con un paño, para evitar roturas de los tarros cuando empiece el borboteo. Esto me ha pasado alguna vez y no veas el estropicio.
Una vez pasados los 20 minutos del esterilizado, sacamos y dejamos enfriar en una tabla de madera. No sé si podréis resistir la tentación de probarla:
La textura es sedosa y el color increíble.
A mí me gusta decorar los botes que guardo. Lo hago de manera sencilla: una tapa de papel de embalar y una etiqueta que indique el contenido. Os aseguro que cuando los abro, si ha pasado cierto tiempo, tengo la sensación que catar un producto realmente especial...
Si tenéis fuerza de voluntad, serían un regalo digno de príncipes. ¡Yo desde luego no la tengo! Son míiiios.... mis tesooooros..
¡Mil besos y gracias por estar aquí!