Tortilla de ajetes y su picadillo.

Como bien sabéis estoy haciendo las maletas. Me marcho ya, el sábado tempranito a disfrutar de mis creo que merecidas vacaciones. Pero no podía dejar pasar esto. Además estoy tan impaciente que necesito tener el tiempo ocupado, de modo que no he dejado de hacer cositas.

Si te vienen a casa con una bolsa de verduras recién cogidas siempre te dan una alegría. Pero si esas verduras son un buen puñado de ajetes tiernos aún llenos de tierra, la alegría se multiplica. Nos encantan los ajos tiernos, y como es un producto que no siempre tenemos disponible los disfrutamos más aún.

Casi siempre acaban convertidos en tortilla o revuelto. Esta ocasión me han regalado tantos que seguramente mañana acaben acompañando un arrocito, junto a unos trigueros que me cogió mi suegro ayer y que ya tomamos para cenar.

He acompañado mis ajetes con un picadillo de restos de carne que tenían que ser transformados: un par de trozos de panceta de la cena de anoche y varios trozos de carne de la paella, que también corrieron la misma suerte. He troceado finito todas las carnes, y han pasado a formar parte del relleno de esta suculenta tortilla.

Lo único que le falta para ser perfecta son huevos de los de las gallinas de mi querida Inma, que cada vez que voy me da al menos media docena aún calientes...¡eso sí es un lujo!

Con esta receta participo en el reto de mi querida Marisa y de Rosalía, Reciclando Sabores. El pasado mes no llegué a tiempo pero aquí estamos.

Tiempo: 30 min.

Ingredientes (para dos):

-4 huevos L.
-1 buen manojo de ajetes, bien limpios.
-Una taza de carne de restos de cocido, guisada, etc. troceada finamente.
-AOVE y sal.

Troceamos los ajetes en trozos regulares, eliminando las hojas verdes. Los ponemos a sudar en una sartén con un chorro de AOVE. Dejamos que se hagan sin que se doren.

Batimos los huevos y ponemos al punto de sal. Añadimos los ajetes y la carne. Mezclamos bien.

Cuajamos la tortilla y dejamos templar. Servimos con un buen pan.

¿Os gustan los ajetes? En esta casa son auténtica delicatessen.

Mil besos y gracias por estar ahí.