Pues yo no, hasta ahora. Es lo que pasa cuando compras fresas a buen precio, y algunas salen algo afectadillas. Pues que buscas opciones para utilizarlas, y esta receta se cruzó en mi camino.
En cuanto las fresas aparecen por el mercado, en mi casa no faltan. A mi costilla le chiflan, y como no es demasiado goloso, cuando una fruta le gusta procuro que no le falte. Lo mismo sucede con las cerezas en cuanto aparecen por los mostradores, o la uva moscatel. Ese formato ideal para comer con las manos, es lo que más le gusta.
Esta vez no todas las fresas eran aptas para la macedonia. Y tuve que descartar algunas. Y esas pobres desterradas del destino triunfal que suponía el postre, merecían una segunda oportunidad. Y yo se la di.
Vale, no es ligth, pero un caprichito nos lo podemos permitir de vez en cuando. Y lo mejor, que sí es sin gluten, así que me pareció una buena base para intentar otras recetas algo más elaboradas. La receta original llevaba los huevos enteros (aquí), pero yo sólo le he puesto las yemas, porque me pareció que la textura quedaría más fina. Y así fue.
Es perfecta para acompañar al yogur natural, para salsear una macedonia de frutas o bien para napar un pastel o bizcocho, como os enseñaré en breves y como yo la he utilizado. Lo mires como lo mires, es una delicia que tienes que probar.
Tiempo: 20 min de cocción y 20 min de esterilizado.
Ingredientes (para un tarro de 250 ml aprox):
- 200 gr de fresas troceadas.
- 3 yemas de huevo.
- 125 ml de azúcar blanca.
- 125 ml de azúcar glas.
- 125 gr de mantequilla.
Preparación:
En un cazo pequeño, que utilizaremos para el baño maría, ponemos las fresas trituradas, el azúcar blanco, el azúcar glas y la mantequilla. Llevamos al baño maría, sin dejar de remover con unas varillas, hasta que la mantequilla se haya fundido por completo.
Ahora, sin permitir que el baño maría hierva en ningún momento, añadimos las yemas y seguimos removiendo, hasta que la textura empiece a espesar. Tardará unos cinco minutos. Una vez haya espesado, retiramos del fuego y vertemos en un tarro de cristal limpio, que podamos esterilizar.
Cerramos el bote y dejamos enfriar. Si vamos a utilizarlo enseguida, no es necesario esterilizarlo, simplemente lo ponemos en la nevera, aguantará unos días. Pero si queremos usarlo más adelante, y también si queremos mejorar la textura y que quede con un poco más de cuerpo, lo esterilizaremos así:
*Una vez frío, lo ponemos en una olla casi cubierto de agua y llevamos a ebullición. Bajamos el fuego y dejamos 20 minutos. Una vez pasados, lo sacamos, dejamos enfriar y listo para guardar. Eso sí, en la nevera para evitar riesgos.
Os va a encantar. Y es perfecto para aprovechar las fresas más feuchas. Ya me contaréis.
En breves os pongo la receta en la que lo he utilizado. Para chuparse los dedos.
Mabel.
Hola Mabel!
ResponderEliminarMira que ha llamado mi atención esta receta, tampoco había visto nunca un curd de fresas, siempre de limón!
Me parece super genial y original la receta que de seguro, así como el de limón, se le puede dar mil usos.
Besitos!!
Yo la encontré buscando otra cosa distinta. En pastel esta rica, pero simplemente para acompañar el yogur es genial.
EliminarUn beso grande !