Algo así me ha pasado con estas natillas.
Todo empezó el otro día cuando fui al súper, sin comerlo ni beberlo apareció un bote de leche de coco en el fondo de la cesta. Se me antojó, vaya. Y una vez en casa estuve dando vueltas, a ver qué hacía con él.
Como no terminaba de decidirme, lo coloqué en la despensa. Hasta esta mañana, que la he abierto y enseguida he visto lo que quería hacer: ¡natillas! Ahora lo difícil era ver de qué y cómo. Pero, tras bucear no demasiado en distintos blogs, he adaptado mi propia versión de todo lo que he visto. Y me he acordado de mi cacao dominicano, y qué mejor compañero que el coco para este ingrediente caribeño, ¿verdad?
Pensat i fet, como dicen en mi tierra. No me he atrevido a añadir especias, ya que no estaba segura de que me gustase el resultado (ya sabéis, el sabor del coco puede ser muy penetrante, el mismo miedo que le tenía yo al aceite de coco), pero es que no las necesita. Quizás en futuras versiones me atreva con una punta de canela y pimienta negra. Quizás.
Para más inri, estas natillas sabrosonas no llevan gluten, ni huevo, ni lácteos. Eso sí, calorías deben de tener unas cuantas, que la leche de coco no es precisamente ligera. Pero no se puede tener todo, ¿verdad?
Pues nada, allá va la receta que cuesta más de explicarla que de hacerla.
Tiempo: 15 min + mínimo 3 horas de enfriado.
Ingredientes (para 4 raciones):
- 400 ml de leche de coco.
- 300 ml de leche de almendra.
- 4 cucharadas soperas rasas de cacao de buena calidad, 100% puro y sin azúcares.
- 2 cucharadas soperas rasas de maicena.
- 3 cucharadas soperas rasas de azúcar moreno (opcional, puedes usar endulzante).
Preparación:
La leche de almendra deberá estar a temperatura ambiente. Si estaba en la nevera, la ponemos unos segundos al microondas hasta que se entibie.
Mezclamos la leche de almendra con la maicena, el azúcar y el cacao, con un batidor de varillas, hasta que no quede ningún grumo. Vertemos la mezcla en una olla de fondo grueso.
Añadimos la leche de coco, insistiendo con una espátula ya que es muy densa (al menos la mía lo era), y se queda pegada a las paredes de la lata.
Llevamos a fuego medio, sin parar de remover en ningún momento con las varillas, unos 5 minutos, o hasta que se espese.
*Hay que tener algo de paciencia, ya que si dejamos de remover lo más seguro es que se pegue y se nos eche a perder la receta. Una vez haya empezado a espesar, la textura será cremosa y su aspecto nacarado.
Vertemos en los moldes y dejamos enfriar a temperatura ambiente. Luego llevamos a la nevera hasta el momento de consumir.
¡Deliciosa!
Mabel.
Impresionante. Me encanta la leche de coco, y desde luego como base para unas natillas.... veganas... uuuuhhhs divino.
ResponderEliminarHola, la combinación ideal, tiene que estar tan bueno. Ya sólo de ver las fotos se que me chifla, menuda pinta que tiene. Besos
ResponderEliminarEsas natillas me las voy a copiar ya mismo. Esa leche la usé para los bombones de cafloutis de fresa y me gustó muchísimo. El problema es que pruebas una cucharadita y cae el vaso.
ResponderEliminarBesos guapa.