Los pimientos están en su mejor momento. Mira que me gustan. Pero, ya se sabe, en casa del herrero cuchillo de palo. Ni suelo tener pimientos ni tomates en casa. Hay para matarme.
Hacia tiempo que no preparaba una empanada. Normalmente suelo hacerlas con atún y huevo duro, pero no tenía ni lo uno ni tiempo para lo otro. Lo que sí tenía era un bote de tomate frito a medias rondando por la nevera que necesitaba salida urgente, y dos pimientos grandes que me traje para asar y que me negué a encender el horno, con esta calígula que nos acompaña estos días. Ahora ya no estaban lo suficientemente tiernos para hacerlos rellenos, como era mi intención, pero para freírlos eran perfectos.
Además os enseño cómo aprovechar los restos de cerveza. Sí, esos culines que se quedan en las latas, los voy poniendo en un tarro en la nevera, y cuando tengo un vaso lleno los utilizo para hacer rebozados supercrujientes o esta masa de empanada. Da igual que se haya desventado, lo importante es utilizar la cerveza bien fría.
Como me la como normalmente yo sola, la parto en porciones y la congelo. Queda estupenda y me soluciona el almuerzo cuando voy sin tiempo para nada, o sea la mayor parte del tiempo en estas fechas, jejeje.
Esta vez he preparado el relleno más sencillo del mundo, y muy típico de esta zona: tomata y pimentó fregides (tomate y pimiento fritos). Pero con ese tomate que tenía ya empezado me he ahorrado parte del proceso. Y está riquísima.
Con esta receta participo en el reto de Marisa y Rosalía, Reciclando Sabores. Allí encontraréis estupendas opciones para aprovechar los restos de la cocina ¡No dudéis en visitarlas!
Ingredientes (para unas 6 u 8 raciones):
-200 cc de cerveza fría (yo, restos).
-200 cc de aceite de girasol, más un poco para freír los pimientos.
-1 cucharadita de café de sal.
-Harina, la que admita.
-2 pimientos rojos bien grandes.
-180 cc de tomate frito.
Primero freímos los pimientos en un poco de aceite. Cuando estén blandos, añadimos el tomate y rectificamos de sal. Dejamos templar.
Encendemos el horno a 180º C.
En un bol, mezclamos el aceite y la cerveza y añadimos la sal. Vamos incorporando la harina hasta conseguir una masa elástica y suave que no se nos pegue a las manos.
Dividimos en dos bolas. Sobre la bandeja del horno protegida con papel de hornear, extendemos una bola, dándole forma rectangular. Repartimos el relleno encima. Sobre otra hoja de papel de hornear, en la encimera, extendemos la otra bola dándole la misma forma, más o menos. Con cuidado, depositamos esta parte de masa sobre la otra a modo de tapa. Cerramos los bordes y pinchamos la superficie con un cuchillo.
Yo en esta ocasión he pintado la suferficie con los restos del sofrito que habían quedado en la sartén, pero podéis usar huevo batido, que es lo normal.
Llevamos al horno una media hora, o hasta que se dore.
Dejar templar y lista.
Rica, sencilla y resultona, ¿verdad?
¡Gracias por estar aquí, amores!
Joo no me lo puedo creer, tú sin. tomates, ni pimientos en casa. Mándamelos a mí.
ResponderEliminarGracias por tus trucos y por esa creatividad. Me encanta tu empanada de reciclaje. Un lujo tenerte con nosotras y más este mes y con el calor que nos supera. Besazos
Como me gustan las empanadas, perfectas para el almuerzo. Te cojo la idea de la cerveza.
ResponderEliminarBss
Sí, quiero! Y ésta receta totalmente vegetariana. Yupiiii
ResponderEliminar